COMIENZAN LAS CONCLUSIONES EN EL JUICIO
La fiscal en el juicio por la tragedia del Madrid Arena ha afirmado este martes que los doctores Simón Viñals y su hijo Carlos, responsables de la enfermería que se instaló en el recinto municipal, incurrieron en "una mala praxis médica" durante la atención a dos de las víctimas mortales, dado que diagnosticaron que estaban muertas cuando estaban en parada cardiorrespiratoria.
En la exposición de su informe de calificaciones, la representante de la Fiscalía de Madrid ha cargado contra la actuación médica de Simón Viñals, quien por su edad no estaba capacitado para dirigir el botiquín médico de la fiesta.
Además, ha criticado que el equipo médico estuviera formado por cuatro personas, entre ellas un ATS de 81 años, poniendo en duda las afirmaciones de Viñals cuando afirmó que se les informó que en el evento habría entre 4.000 y 6.000 personas. Al respecto, ha reseñado que este extremo no aparece en los correos que Viñals intercambio con la secretaria de Miguel Ángel Flores.
Así, ha reseñado que su actuación fue "descuidada" y "negligente", indicando que la obligación del personal sanitario debe ser poner los medios necesarios y proporcionar a los pacientes todos los cuidados. "El tratamiento fue pobre e insuficiente al estar en parada.
"Este error de diagnóstico fue inadmisible e inexcusable"
Ambos incurrieron en una mala praxis médica. Simón Viñals dada su edad sobrepasaba su capacidad", ha dicho. De este modo, ha aseverado que el tratamiento que dieron a Katia Esteban y Rocío Oña fue "inadecuado" e "incorrecto" desde el punto de vista médico.
"No lo dieron todo como sí hizo el Samur", ha recalcado la fiscal. "Este error de diagnóstico fue inadmisible e inexcusable", ha apostillado. Aludiendo al informe forense, ha señalado que se confirmó la mala asistencia sanitaria a las niñas. "El hecho de que no redactaran un informe muestra la desidia y pasividad de la intervención médica.
Hay numerosos indicios que demuestran que no actuaron correctamente. Nadie les dijo a los del Samur qué se había hecho", ha agregado. La fiscal también ha dicho que parece que no sabían cómo se utilizaba el desfibrilador, ya que no había marcas en los cuerpos de las menores. Pero sí las hubo cuando lo emplearon los facultativos del Samur.
Y ha cuestionado igualmente que pusieran a las menores ampollas de adrenalina por vía intramuscular. Simón Viñals y su hijo Carlos se enfrentan a una pena de un año y medio de cárcel por un homicidio imprudente grave. La fiscal solicitaba inicialmente para ellos una pena de dos años y medio de prisión.