TRASLADA AL VISITANTE AL 'INSUMERGIBLE'
El 10 de abril de 1912 el Titanic puso rumbo desde Shouthampton a Nueva York con más de 200 personas a bordo. Ahora, más de un siglo después, su historia llega a Madrid a través de los objetos más personales de los pasajeros que iban a bordo.
El visitante puede ver, entre otras cosas, una joya de la pasajera Kate Philips, un regalo que le hizo su acompañante y que conservó toda su vida. También se exhibe, por ejemplo, una postal escrita del puño y letra de otro viajero, que demuestra que la travesía pintaba como una gran experiencia.
Todos ellos viajaban en el buque de los sueños, pero no juntos, ya que el barco era el reflejo de la división de clases de la época. Las literas de los camarotes de tercera contrastan con el brillo de otras estancias mucho más lujosas.
Piezas originales y recreaciones, trasladan al visitante al 'insumergible' y le acercan a cada historia detrás de los nombres que se hundieron con él.