Mascarillas
La mascarilla no siempre ha sido obligatoria. Desde que comenzó la pandemia de coronavirus ha habido distintos escenarios y se pasó de no aconsejarla a hacerla obligatoria en cualquier situación.
En una semana, el próximo 26 de junio, podremos quitarnos la mascarilla si se respeta la distancia de seguridad. Después de tantos meses utilizándola en todas partes, algunos admiten que seguirán poniéndosela. El criterio fue cambiando y las autoridades europeas pasaron de no aconsejarla a pedir su uso para prevenir contagios.
En febrero de 2020, se recomendó para evitar que los asintomáticos propagaran el virus. Tres meses después, en mayo, se declaró obligatoria si no se podía respetar una distancia de 2 metros. Cuando llegó el verano, las distintas comunidades establecieron sus criterios y desde marzo de este año es obligatorio usarla siempre. El recorrido inverso comienza dentro de una semana, aunque la mascarilla seguirá siendo necesaria en la mayoría de actividades cotidianas.
Después de tanto tiempo con la mascarilla puesta, cuando llega el verano y el calor por fin vamos a poder quitárnosla. Para muchos un alivio, aunque otros seguirán poniéndosela por temor a las nuevas variantes del coronavirus. Hoy, por ejemplo, en la Barceloneta ya se podía ver a gente que se había relajado con la mascarilla antes de lo que debiera. Las opiniones en la calle apuntan al mismo sentido: siempre que se cumpla la distancia de seguridad se la quitarán.
En lugares tan concurridos como la Plaza Mayor de Madrid se puede ver a gente con y sin ella. Aún así, siguen habiendo muchas personas cautas que prefieren seguir llevándola, al menos durante un tiempo, para comprobar que no suben los contagios.
¿Y en los pueblos? En ellos no puede haber más aire libre. En las zonas rurales las condiciones, la gente y las distancias son totalmente diferentes. En la playa, en la ciudad o en el campo el próximo sábado habrá muchos desenmascarados.