ENTREVISTA EN ESPEJO PÚBLICO
Ángel Hernández, el marido de María José Carrasco y quien la ayudó a morir, cuenta que ha pasado la noche tranquilo porque llevaba 48 horas sin dormir después de su paso por los calabozos, una situación que ha considerado "bastante fuerte": "Meterte en un habitáculo que tiene pocos metros durante horas y horas sin poder realizar el duelo a mi mujer ha sido muy fuerte", asegura.
Preguntado sobre cómo eligieron el día en el que iban a realizar este acto, Hernández cuenta que "algún día tenía que ser" y que su mujer llevaba mucho tiempo pidiéndoselo: "Estaba agotada y estaba sufriendo mucho. La morfina ya no le servía y decidimos hacerlo ese día, podía haber sido otro".
Ángel cuenta que está muy dolorido porque "es una situación peliaguda" el tener que ayudar a su mujer a suicidarse pero cree que ha sido lo mejor para ella.
Respecto a cómo decidieron que tenía que ser él quien le prestara sus manos a María José Carrasco, Ángel explica que es una decisión que no se tomó de un día para otro: "Yo le dije que si quería que yo lo hiciese me lo tenía que pedir para que no fuera una cosa inducida. Por eso lo fui grabando, porque era muy importante que quedara constancia de que me lo había pedido ella", explica Ángel, que cuenta que su mujer era secretaria judicial y sabía la repercusión que esto podía tener para él. "Ella tenía pánico a que me pasara esto", lamenta.
Ángel fue quien le prestó las manos a María José porque su situación se complicó hace unos años. "Ella podía haberlo hecho hace varios años, que fue cuando decidió conseguir el medicamento a través de Internet, pero yo empecé a estar fastidiado con la salud y tenía que operarme y ella decidió esperar a que yo solucionara mis problemas, porque quería verme bien", explica.
Esta decisión les llevó a tener que esperar durante un tiempo en el que la enfermedad de María José avanzó e hizo que se quedara sin movilidad en sus manos: "Yo le tuve que ofrecer mis manos", cuenta.
Preguntado sobre cómo se encuentra anímicamente, Ángel explica que está muy afectado pero a la vez contento por lo que ha sucedido: "No sé si contento, alegre o satisfecho. Ella ha dejado de sufrir y eso es muy importante para mí".
Respecto a por qué grabó todo lo ocurrido, Ángel cuenta que quería dejar constancia de que María José había pedido morir. Pero además también quería recoger el sufrimiento que su mujer padeció para concienciar a la sociedad sobre la necesidad de regular la eutanasia.
Ángel explica también que "la eutanasia, como puede ser el aborto, no obliga a nadie a realizarlo" y que el hecho de que se regule no va a obligar a que se le aplique la eutanasia a alguien que no quiere.
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