Longevidad
Esta mujer ourensana cumple hoy 107 años rodeada de los suyos, cargada de energía y vitalidad.
"Tengo una mañana complicada, voy al aeropuerto de Santiago a llevar a mi nieto que coge un vuelo a París, luego a la estación de Ourense a llevar a mi hija que se marcha a Alicante y, en unos minutitos, puedo atenderos". Es lo primero que nos dice Esperanza, que, a pesar de estar este lunes de cumpleaños, no echa el freno en la apretada agenda de su día a día.
Nos recibe en su casa y pronto nos llama la atención un enorme ramo de rosas, una fotografía suya enmarcada y una tarjeta de felicitación. "Todo esto me lo regalaron por el cumpleaños. Bueno, y me trajeron hasta mariachis, son tremendos", explica entre risas y todavía ligeramente emocionada.
"Todos nos reímos y me dieron cientos de besos"
Pronto saca unos zapatos de tacón del armario para enseñárnoslos. "Mira, con estos fue con los que bailé ayer todo el día, no paré y los hombres todos querían salir conmigo a la pista". Y no es para menos, lleva cuatro décadas practicando la danza, ahora al menos tres días a la semana, y eso es, posiblemente, lo que le aporta más energía.
Su familia empieza ya a marcharse, pero han pasado un fin de semana en Ourense para festejar la fecha. Llegaron desde Francia, Alicante, Murcia y de otros puntos de Galicia. El objetivo quedó cumplido: "Lo pasé como nunca, todos nos reímos y no paraban de darme besos, me dieron cientos de besos".
Sorprende la vitalidad de Esperanza que, a sus 107 años, tiene claro el secreto de la longevidad: "Yo creo que es el baile, que me mantiene activa. Además de las risas que me echo con los chistes que contamos las amigas cuando quedamos para jugar la partida". Pero no solo es eso. Una dieta variada, aunque sin privarse de nada, y un vicio confesable: el licor café.
Todos los días se toma un chupito de esta bebida que, junto con la actividad, el buen humor y las ganas de ir a más, han convertido a Esperanza en un ejemplo de vida.