CONTROVERSIA POR LA GESTACIÓN SUBROGADA

Una española espera desde hace ocho meses en Moscú el permiso para llevarse a su hija de vientre alquiler

El Consulado español no ha aceptado inscribir ni otorgar un salvoconducto para que la pequeña pueda salir del país al considerar que no está demostrada la filiación. María Teresa Gregorio cuenta que un gabinete de abogados especializado le buscaron "la clínica en Moscú y el banco de donantes de óvulos y espermatozoides". Apunta que "por parte rusa" no ha tenido ningún problema, los obstáculos han sido "de la parte española".

Una mujer española espera desde hace ocho meses en Moscú poder llevarse a su hija, nacida por gestación subrogada y a la que el Consulado español no ha aceptado inscribir ni otorgar un salvoconducto para salir del país por considerar que no está demostrada la filiación.

María Teresa Gregorio, de 47 años y administradora de una empresa familiar de carpintería de Ibiza (Baleares), llegó a la capital rusa el 29 de junio de 2015 y unos días después, el 7 de julio, nacía la niña fruto del embarazo de una madre de alquiler.

Según ha contado, María Teresa, que es soltera y había intentado sin éxito adoptar, firmó en diciembre de 2013, a través de un gabinete de abogados especializado en casos de maternidad por sustitución, el consiguiente contrato de gestación. "Ellos me buscaron la clínica en Moscú y el banco de donantes de óvulos y espermatozoides", explica, porque ella, por razones médicas, no podía aportar material genético para el embrión, un elemento fundamental que se ha convertido después en un obstáculo legal.

"Por parte rusa no tuve ningún problema. Ni con la madre gestante, ni con el hospital, ni con el registro. Para ellos yo soy su madre", asegura. Para la inscripción de la bebé en el registro ruso, aportó "la documentación del hospital y la renuncia de la madre gestante". "La inscribí sin ningún problema" como Karla María Gregorio Roig, subraya.

"El problema vino de la parte española. Fui con el certificado de nacimiento a registrarla al Consulado español en Moscú y a solicitar un salvoconducto para poder viajar a España y me lo negaron", denuncia. Asegura que los argumentos que se le dieron fueron que ella no era "la madre" de la niña, y se muestra indignada porque dejaron caer que se dedicaba "a robar niños". También afirma que el cónsul le advirtió de que tarde o temprano tendría que irse y dejar a su hija "en un orfanato".

Tras un intento de recabar información sobrela versión del Consulado español, la Oficina de Información Diplomática (OID) no considera conveniente que el cónsul dé explicaciones debido a que el caso está "sub júdice".

Fuentes de la OID explicaron que los abogados de María Teresa Gregorio "han presentado un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en contra de la decisión del Cónsul de España en Moscú de denegar la inscripción de la niña y la emisión de un salvoconducto para poderla sacar de Rusia".

María Teresa Gregorio explica que al Consulado "no le pareció bien" la sentencia que presentó de un Tribunal de San Petersburgo que acreditaba que ella es la madre legal de la niña, que por otra parte nació en Moscú.

En España, donde la maternidad subrogada no es legal, para la inscripción de niños nacidos por este método se requiere demostrar la filiación mediante una sentencia de un tribunal del país donde tuvo lugar el nacimiento, así como por el material genético, que en este caso procede de donantes.

El punto 5 de la ley rusa sobre el estado civil, que regula el registro de los niños nacidos por vientre de alquiler, habla en todo momento de "los cónyuges" que han dado su acuerdo para la implantación del embrión en otra mujer y hace referencia, además, a la "madre genética".

María Teresa argumenta que hay el antecedente de una reciente sentencia de un Juzgado de primera instancia de Madrid, que reconoció la filiación de una madre española a pesar de no haber dado a luz ni aportado material genético, aunque en este caso el bebé sí tenía material genético del marido.

Mientras aguarda en Moscú, María Teresa se trasladó del hotel donde vivía al principio a un apartamento, porque le salía más barato. "Me las arreglo bastante mal, sin saber ruso y con un inglés deficiente, voy a la compra y cojo lo que veo. Tengo un diccionario pero no puedo hacerme entender", afirma.

Más sobre este tema: