EN LA MONTAÑA DE LUGO
El pequeño municipio de Láncara, que está enclavado en la montaña de Lugo, ha honrado, en un clima de respeto y alejado de ideologías, al que ven como su vecino más "ilustre", Fidel Castro, el que fuera líder cubano, muerto a la edad de 90 años en La Habana.
El homenaje ha sido modesto, pero emotivo, sobre todo la parte que ha sido reservada para Manuela Argiz, prima lejana del fallecido, que, con 103 años, ha querido abandonar este domingo el geriátrico en el que reside para sostener una palma de rosas blancas en recuerdo de su pariente.
No es la única familiar en la zona, puesto que Fidel Castro tiene una prima carnal, Victoria, que siempre ha recaudado de él y de Raúl desde fotos a recortes de prensa, pero, igualmente anciana, padece una enfermedad que ha acabado afectando de lleno a su memoria, y a consecuencia de ello recibe cuidados también en una residencia.
El alcalde de Láncara, el socialista Darío Piñeiro, ha destacado ante la casa natal de Ángel, el padre de Fidel y de Raúl, un campesino que abandonó el pueblo con 17 años, que Fidel siempre mostró un enorme amor por Galicia y que se le veía como "un gallego más" que logró que el nombre de Láncara se conociese internacionalmente.
"Fidel se ha marchado, pero en nuestro corazón siempre quedará su recuerdo y el cariño que nos ha demostrado", ha expresado junto a un libro de firmas, ante el cual, un exregidor de esta localidad, Eladio Capón (PP), que tenía una relación mucho más estrecha, como ha reconocido el propio Darío Piñeiro, ha espetado un: "Hasta siempre, comandante".
Capón ha aludido, en esta sentida ceremonia, a lo "ameno" y "humano" que Fidel Castro era cuando entablaba una conversación y ha comentado que pese a que físicamente imponía, al final en las distancias cortas sobresalía más ese aspecto de su personalidad.
Ha indicado que una vez, al inicio, Fidel le preguntó por sus primas, en concreto acerca de cuántas vacas tenían, y pasados cinco minutos repitió tal cuestión, solamente con el fin de saber si mantenía la misma respuesta y le estaba contando la verdad.
También ha mencionado otra ocasión en la que, en la isla, y ante la presencia de diferentes políticos, inició Fidel Castro la charla hablando de fútbol, por la pasión que existe en España con este deporte, para así romper el hielo y después poder avanzar en otros asuntos.
De la memoria de Eladio Capón jamás se irán, tal y como ha confesado, las veladas que él mismo vivió en el Palacio de la Revolución, ni esa visita que hizo a la perla del Caribe, entre otras personas, con Victoria, una mujer que decidió colocar ante su vivienda un letrero con la leyenda: "Hasta la victoria siempre".
Tampoco olvidará Eladio Capón la emoción de Fidel Castro cuando él le llevó una saca de tierra extraída de la finca paterna y productos típicos de la gastronomía local, e, igualmente, las jornadas en las que disfrutaron con la cocina cubana, caso de la langosta y del apreciado yogur de búfalo.
Si se soluciona un problema con la propiedad, se mantiene firme la idea de convertir la casa natal de los Castro, en Láncara, en un pequeño museo. Nadie en este lugar olvida la ilusión con la que Fidel Castro los visitó en 1992, cuando cumplió su deseo de "no morir" sin conocer la tierra de la que su progenitor salió para intentar suerte en la emigración, algo que consiguió.
Láncara es una tierra de ganaderos y agricultores, ligada al río Neira, torrente manso y limpio con una zona recreativa que lleva el nombre de 'Isla de Cuba'. No en vano, se la conoce como la pequeña Cuba dentro de la verde Galicia.