INSTRUCCIÓN DEL PAPA FRANCISCO
No se podrán arrojar las cenizas de los difuntos al aire, a la tierra o al agua. De ninguna forma. Desde hoy queda prohibido por la Iglesia. El Papa Francisco ha firmado un documento en el que se recoge por primera vez esta nueva norma. Asegura que estas prácticas van en contra de la fe cristiana, ya que -argumentan en la Conferencia Episcopal- al creer en una vida eterna es conveniente que los restos mantengan "una cierta unidad".
El Vaticano recuerda que las cenizas no pueden ser repartidas entre los familiares, que las tumbas son lugares de oración, por eso los restos mortales deberán permanecer siempre en un lugar sagrado, como un cementerio, una iglesia o un lugar autorizado. No se permite la conservación de las cenizas en el hogar, salvo graves y excepcionales circunstancias.
Y avisa: en caso de que el difunto hubiera dispuesto la dispersión de sus cenizas se le negarán las exequias, las honras fúnebres. Según la Conferencia Episcopal, si se niega la resurrección no se está de acuerdo con los preceptos católicos y por lo tanto no merece un funeral católico.
El 35% de los fallecidos en nuestro país son incinerados, el país europeo con más crematorios.