150 RELACIONES COMO MÁXIMO
La organización de nuestras amistades está guiada en gran medida por nuestra capacidad cognitiva a la hora de manejarlas, es decir, por la cantidad de tiempo y esfuerzo mental que podemos dedicar a las mismas. Esa es una de las conclusiones de un estudio que analiza estas relaciones desde una perspectiva matemática y que han publicado científicos de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) y de la Universidad de Oxford en el último número de la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences).
El antropólogo Robin Dunbar fue el primero en formular el conocido como 'número Dunbar' que representa una medida del límite cognitivo de individuos con los cuales se puede mantener una relación estable. Ahora Dunbar y otros investigadores de su centro académico y de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) han analizado las relaciones personales desde una perspectiva matemática, y han determinado que, potencialmente, las personas con alta capacidad cognitiva pueden ampliar el círculo de amistades íntimas.
En 1992 el antropólogo Robin Dunbar condujo una serie de estudios en primates, tratando de probar la hipótesis de que estos tienen cerebros grandes porque viven en sociedades complejas. Cuando Dunbar introdujo a los humanos en la ecuación terminó concluyendo que las personas solo podemos tener relaciones significativas en un grupo de máximo 150 individuos. Algo similar ocurre a la inversa, según los investigadores. "No podemos tener relaciones con unas 150 personas y que todas sean íntimas. Por tanto, si se tienen muchísimas relaciones, tiene que ser al coste de que casi todas sean superficiales", señala otro de los autores del estudio, Ignacio Tamarit.
Además, según predice el modelo del profesor Dunbar, nuestras amistades se dividen en capas o círculos de mayor o menor intensidad: contamos con un promedio de 3 ó 5 personas con las que tenemos una relación muy estrecha (amigos íntimos y/o familia), alrededor de 10 buenas amistades, un grupo más amplio de unas 30-35 personas con las que tratamos frecuentemente y un centenar de conocidos en nuestro día a día.
Mediante técnicas estándar de física estadística, calcularon la organización en círculos de amistad y plantearon la idea del régimen invertido: en comunidades pequeñas con menos relaciones la intensidad de las mismas es mayor.
Para comprobarlo, se utilizaron datos de comunidades casi aisladas de inmigrantes - proporcionadas por un antropólogo de la Universidad Autónoma de Barcelona, José Luis Molina - y tras aplicar el modelo teórico encontraron las evidencias que buscaban: “Nuestro modelo explica el surgimiento de la estructura en la organización de las redes personales”, señala otro de los investigadores, José Cuesta, catedrático del departamento de Matemáticas de la UC3M.
Ahora, el equipo de investigadores del Proyecto DUNDIG está analizando este fenómeno en el entorno de las redes sociales, analizando datos de usuarios de Facebook para comprobar si las predicciones de Dunbar también se cumplen.