Galicia
La evolución de Fabricio, el niño de tres años que tuvo que ser operado en el Complejo Hospitalario Universitario de Santiago (CHUS) el pasado martes por graves quemaduras en un ojo producidas por gel hidroalcohólico, es favorable, aunque sus familiares siguen muy preocupados ya que todavía es demasiado pronto para saber el resultado final de la intervención y si le quedarán secuelas de por vida.
De momento, está respondiendo al tratamiento y a los cuidados del personal sanitario, que completan el trabajo postoperatorio después de que al pequeño le fuese trasplantada la membrana amniótica, en una operación que le tuvo en el quirófano cerca de dos horas.
"Lo que lleva peor es que le hagan las curas", nos ha contado hoy su madre, Noelia. Señala que a su corta edad no entiende que lo que le están haciendo es por su bien e intenta resistirse. Cada día, el personal de enfermería tiene que abrirle el ojo para hacer las curas, pero debe hacerlo con cuidado para que no se despegue la membrana implantada, una tarea que se complica en casos de niños tan pequeños, que suelen oponer resistencia.
Noelia está aliviada tras la operación, por haber completado esa primera fase de la recuperación de su hijo, pero sigue viviendo una pesadilla, algo que "no le deseo a nadie", por lo que se esfuerza en pedir que se tomen todas las medidas necesarias para evitar casos similares en otros niños, empezando por evitar que este tipo de productos estén al alcance de los niños.
Otro escolar lanzó el gel
Los hechos ocurrieron en el CEIP Vicente Arias de la Maza de Lalín (Pontevedra) cuando, en el comedor del centro, otro escolar arrojó gel hidroalcohólico al pequeño alcanzándole el ojo y provocándole varias quemaduras, con úlceras de grandes dimensiones y un dolor insoportable, que ahora es algo menos intenso debido a la medicación. La evolución de los próximos días será clave para saber qué grado de recuperación podrá tener Fabricio.