SUS CORAZONES SE EXTIENDEN POR MADRID
Un grafitero anónimo ha llenado de color la M-30 de Madrid, una de las vías más transitadas de España, donde desde hace algún tiempo, sus corazones azules, rojos, amarillos o verdes animan el gris de muros y vigas arrancando así una sonrisa a los conductores.
Cada mañana los conductores se enfrentan a la misma pesadilla: más de una hora para recorrer una media de 20 kilómetros, atascos y lo que ello conlleva, el mal humor.
La salida norte de la M-30 la recorren a diario alrededor de medio millón de automovilistas que todos los días tienen que hacer frente a largas esperas. Sin embargo, desde hace unos meses un sencillo corazón rompió con tanto gris.
"La alegría que me dio a mí el primer día que vi este maravilloso corazón", cuenta Esther, una de las personas que transita la M-30 a diario y que ahora lo ve todo de otro color. "No me digas que no alegran, es que alegran con esos colores tan vivos", asegura.
Pero Esther no es la única encantada con estos grafitis. "Llaman la atención porque son totalmente distintos al resto. Los otros molestan y estos son muy bonitos", dice otra mujer.
Estas son impresiones compartidas por decenas de personas también en las redes sociales, donde decenas de tuiteros han comentado lo que les alegra ver esos corazones dando color al gris de la vía.
"Muchas gracias al grafitero o grafitera que embellece con corazones la M-30 norte desde Las Tablas hasta la N-2. A mí me dan buen rollo cada mañana en el atasco", dice un usuario de Twitter.
Pero lo más original es que el grafitero anónimo ha respondido personalmente a varios de estos mensajes en las redes sociales. Es el ejemplo de Marta Galán, una joven que se llevó una grata sorpresa: "Unos días después me llegó una carta al trabajo y en seguida reconocí los corazones y lo relacioné con el tuit que yo había puesto", confiesa.
El 'cupido del spray' está llamado a convertirse en un referente como Banksy o Muelle pues cada vez se ven más de estos corazones incluso en el centro de la ciudad. Sin embargo, el aristas prefiere seguir bajo el anonimato.