Avión Air Canada
Este lunes la Comunidad de Madrid miraba atenta al cielo tras varios incidentes en el espacio aéreo que llegaron incluso a cerrar todas las pistas del Aeropuerto de Barajas. Tras la aparición de un dron en el aeropuerto, era un avión de Air Canada ponía en alerta a todo Madrid al volar demasiado bajo.
El Boeing 767-300 del vuelo AC837 de Air Canada, Madrid a Toronto, sufrió un problema con el motor poco después del despegue y una de las ruedas del tren de aterrizaje reventó.
El avión no podía seguir su camino hasta Toronto pero el problema en el tren de aterrizaje tampoco le permitía tomar tierra de nuevo en Madrid siguiendo el procedimiento normal. El piloto tenía que aligerar el peso del avión para poder aterrizar de manera segura y para ello tenía que perder combustible, por lo que se decidió que el avión tendría que dar vueltas durante horas para gastar ese combustible y hacer posible el aterrizaje.
Sin embargo, antes había que comprobar el estado del avión y qué partes estaban dañadas, ya que eso cambiaría el procedimiento del aterrizaje.
Para ello, un avión F-18 del Ejército del Aire despegó rápidamente desde Torrejón de Ardoz para comprobar el estado del Boeing 767 de Air Canada.
El piloto del F-18 que llevó a cabo esas tareas fue Roberto García Macías, que en ese momento se estaba preparando para llevar a cabo otra misión "que volaba por la noche" y que "nada tenía que ver" con la que terminó realizando. "Mi coronel me comentó que había un Boeing 767 de Air Canada que tenía un problema con el tren de aterrizaje y que si teníamos algún avión y piloto disponible para hacerle un chequeo visual", explica el capitán del Ejército del Aire en declaraciones a Onda Cero.
"Nos pusieron en contacto con los controladores civiles para que nos despejaran el camino para ir lo más rápido posible a interceptar el avión. Es una misión a la que estamos acostumbrados porque normalmente hacemos misiones de Policía del aire, como nosotros le llamamos, y con los procedimientos estándar intercepté al avión, establecí contacto visual con él y a través de una frecuencia le fui dando instrucciones para tener mejor campo visual de los neumáticos porque el suelo estaba muy bajo", explica Roberto García.
El comandante del avión de Air Canada siguió las instrucciones de García y este se acercó por la derecha para comprobar el estado de la pata del tren principal.
"El piloto comentaba que necesitaba saber cuántos neumáticos tenía reventados porque su procedimiento de aterrizaje cambia y le interesaba saber esa información", indica el capitán del F-18, que explica que desde la cabina los pilotos no tienen campo visual para ver el resto de ruedas pero que en el Ejército del Aire están "acostumbrados a volar muy cerca unos de otros y a hacer este tipo de cosas", por lo que se acercó a comprobar que todo lo demás estuviera bien.
Durante la misión, el piloto del F-18 también tomó fotografías por si se necesitaban posteriormente para hacer un estudio aunque "al final uno lo ve mejor en directo que teniendo que volar el F-18 y dejando una mano libre para hacer las fotos".
Roberto García indica que aunque estas misiones son poco habituales, normalmente hay varios aviones preparados en toda la Península para llevar a cabo acciones que requieran rapidez.