Valladolid
Denuncian que uno de los residentes en el inmueble, con "aparentes problemas mentales", pone en riesgo la seguridad de todos los vecinos. Un incendio en sábado obligó a intervenir a los bomberos
Es otra historia de una escalera. En este caso la del número 3 de la calle Pato, en Valladolid. Otra historia de esas en las que un vecino, un hombre de 59 años, hace imposible la vida del resto. Lo último, un incendio en su casa, el segundo en menos de dos meses, según cuentan algunos habitantes del inmueble. Otra de esas historias a las que ni la Justicia ni los servicios sociales son capaces de dar una solución.
A las 9:37 de la mañana del pasado sábado los bomberos debían intervenir en la primera planta del inmueble. Apagaron las llamas de un piso en el que la acumulación de basura y trastos viejos dificulta incluso distinguir una habitación de otra. Su inquilino tuvo que ser hospitalizado con quemaduras en los tobillos e inhalación de humo. Un ingreso hospitalario que supondrá un descanso para los vecinos. Ellos afirman que el hombre tiene "aparentes problemas mentales" y les hace "la vida imposible", según cuenta El Norte de Castilla.
El conflicto se prolonga ya durante seis meses. Aunque el hombre vive allí desde hace siete años. Pero hasta hace tres residía allí también su madre, ingresada desde entonces en una residencia. Y hace medio año se marchó también la mujer con la que vivía. Es entonces, cuentan los vecinos, cuando la situación se tornó conflictiva. Y peligrosa. Con dos incendios en menos de dos meses, los vecinos temen el siguiente fuego. Desde hace tiempo observan cómo el hombre sube a su piso todo tipo de trastos que encuentra por la calle. Un posible caso de 'síndrome de Diógenes'.
Pero el peligro no es sólo ese. La Policía detuvo la pasada semana a este hombre por amenazar e intentar agredir con una barra de hierro a una mujer por la calle. Los vecinos de su bloque dicen que también ellos y ellas son víctimas permanentes de sus amenazas. Que raya las puertas. Que ensucia las zonas comunes. Su vecina de puerta con puerta tuvo que mudarse ante la difícil convivencia.
El pasado 16 de mayo el hombre estaba citado a un juicio. No se presentó. Ante su ausencia, la vista se retrasó al 7 de julio. Pocos confían en que esta vez se presente. La Justicia espera. Y los vecinos también, pero en su caso lo que anhelan es una solución en la que casi nadie confía.