DESDE los 7 a los 15 años
La sección cuarta de la Audiencia de Girona ha juzgado a un hombre acusado de haber abusado sexualmente de su hijastra entre 1998 y 2006, mientras la niña tenía entre siete y quince años. La fiscal ha solicitado con carácter principal una petición de 32 años de cárcel por cuatro delitos de abuso sexual con acceso carnal porque varios de los delitos denunciados ya han prescrito. Alternativamente, lo ha tipificado de abuso sexual con acceso carnal continuado y la pena solicitada ha sido de diez años de cárcel. Por su parte, la defensa ha pedido la absolución al mantener que los hechos denunciados no son ciertos.
El acusado, Serafín B.J., se casó con la madre de la víctima, que nació en 1991, cuando la niña tenía unos cuatro años y se divorció en 2008. La joven, que en la actualidad tiene 26 años, ha relatado, muy afectada, que no podía concretar la primera vez que abusó de ella, porque lo recuerda desde que tenía "uso de razón", pero sí ha indicado que ya había sido violada cuando le vino la menstruación, a los nueve años.
La joven, que ha mantenido que para ella era su "día a día", ha dicho que responder se le hacía tan difícil como si a alguien le preguntaran "cuántas veces en su vida ha comido espagueti". La víctima ha relatado que su padrastro aprovechaba todos los momentos en que su madre no estaba para abusar de ella donde vivían, en una población del Alt Empordà, o en la casa de campo que tenían sus abuelos en una comarca de Barcelona, o incluso en la furgoneta.
La joven, que no denunció los hechos hasta 2015, ha mantenido que nunca se planteó denunciarle porque cuando acababan los abusos lo veía "como a un padre". Los abusos acabaron cuando ella tenía quince años, solo pensaba en quitarse la vida, según ha explicado, y el procesado llegó un día a casa y, al verla con un cuchillo diciendo que no podía más, se lo quitó y le dijo "que ya no lo haría nunca más".
La niña no contó a nadie los abusos hasta que, a los dieciséis años, le explicó a su pareja, que todavía es la misma, que no era virgen y fue sonsacada hasta confesar que su padrastro había abusado de ella. El joven no paró hasta convencerla para que se lo dijera a su madre, algo que no hizo hasta 2012, cuando ya hacía años que el matrimonio se había separado.
Finalmente, la víctima interpuso denuncia y el psicólogo que la atendió ha dado veracidad a su relato, aunque el acusado ha negado los hechos y ha atribuido el relato a una venganza de la niña por haber dejado a su madre.