Narcotráfico
Los centros penitenciarios alertan de un nuevo método, rápido y sigiloso, para colar narcóticos y móviles: los drones.
A pesar de las medidas restrictivas y cortes de comunicación por la pandemia, los presos han encontrado la forma de seguir con sus actividades delictivas dentro de la cárcel. Unos utilizando el método tradicional y otros innovando. Y son estos últimos los que más preocupan en los centros penitenciarios.
Recientemente, en Barcelona, cuatro funcionarios de la cárcel de Brians 2 han sido detenidos por introducir droga en la prisión. Los funcionarios aprovechaban su condición para meter las sustancias y diversos objetos (especialmente teléfonos móviles) en la cárcel a cambio de una remuneración económica, según fuentes de la investigación.
Los tres funcionarios de prisiones estaban adscritos a la unidad de vigilancia, que son los responsables de controlar lo que sucede en los módulos y en los patios y que, por ese motivo, mantienen un vínculo más estrecho con los presos. El intercambio se realizaba en los encuentros físicos o vis a vis de los presos con familiares y amigos, por un lado, y en los permisos de salida a los internos, por el otro, según constatan los informes policiales.
Sin embargo, desde los centros penitenciarios alertan de otro novedoso método para burlar la vigilancia: los drones. Se ha detectado un aumento de estos utensilios tecnológicos que sobrevuelan las cárceles españolas y aterrizan cargados con todo tipo de mercancías: drogas, teléfonos móviles, objetos, medicamentos… Hasta 500g pueden llegar a transportar. Un modus operandi rápido y sin tiempo para reacción, ya que "en tan solo 5 minutos el dron es capaz de llegar a la ventana de las celdas sin que nadie se entere", afirma Arturo López, experto en drones de Aflow Movement S.L.
Solo en la prisión de Ceuta la Guardia Civil ha interceptado un total de 22 drones, según datos de Instituciones Penitenciarias. Aseguran que, de media, sobrevuelan la prisión ceutí entre 30 y 40 drones al día. De acuerdo con Jorge Vilas, responsable nacional de CSIF Prisiones, son utilizados principalmente por grupos organizados de narcotráfico y bandas criminales que tienen acceso a este tipo de medios tecnológicos.
La primera barrera contra estos dispositivos teledirigidos es laGuardia Civil, encargada de la vigilancia exterior de las cárceles. No obstante, si logran pasar ese obstáculo, es el funcionario de prisiones quien vigila la entrada de los drones en las instalaciones de los centros penitenciarios.
Otros continúan con las técnicas tradicionales de camuflar los objetos entre las pertenencias personales. Es el caso del centro penitenciario de Huelva donde se han incautado un total de 63 teléfonos móviles en los últimos cinco años. Dado su reducido tamaño, los móviles se camuflan con facilidad y pueden escapar así a los detectores de metales al ser sus componentes de otros materiales, por lo que se encuentran en las formas y lugares más insospechados como suelas de zapatos, botes de refresco, productos higiénicos, galletas o incluso en el interior del cuerpo.
Para su localización, se lleva a cabo un "trabajo exhaustivo" en los módulos, por lo que se requiere de personal necesario y de una formación especializada. "Son precisos los medios materiales y humanos suficientes para evitar su entrada y para poder realizar el control en el interior", ha subrayado la organización sindical.