Diabetes en menores
Una familia, que lleva menos de un año viviendo en una pequeña población gallega, teme por no poder escolarizar al pequeño.
Adnane Saidi es marroquí, aunque lleva media vida en España "buscando un lugar mejor para los hijos". Tras casi dos décadas residiendo y trabajando en Barcelona, y con un gran esfuerzo para sacar a su familia adelante, la covid frustró todo intento de mejora. "Invertí todo en una pescadería que abrí poco antes de la pandemia y a los pocos meses tuve que cerrarla por primera vez; después, permanentemente", lamenta.
Su mujer, Sara, le apoyó en la decisión que estaba a punto de tomar: quería irse a vivir en un lugar tranquilo, lejos del ruido de la ciudad para cuidar y criar mejor a sus hijos. En este momento, adquiere especial importancia Mohamed, el pequeño, que sufre asma, un problema cardíaco genético y diabetes. "Pensamos que le vendría mejor un ambiente más sano, cerca de la naturaleza; y a nosotros nos resultaría más barato vivir en el medio rural", explica Adnane.
A través de un amigo gallego, al que conoció en Barcelona, encontró una oportunidad en Vilavidal, un pequeño núcleo poblacional de poco más de un centenar de habitantes en la provincia de Ourense. Una oferta de empleo y una vivienda terminaron de convencerle. "Yo pasé un año aquí solo y luego vino mi mujer con los hijos. Todo tendría que ir bien", comenta. Pero no fue así.
El medio rural, pese a la tranquilidad que les prometía, se volvió duro. El coche, que todavía no tienen, se hace imprescindible para vivir en la zona. Solo para llevar a su hijo a las consultas del hospital invierte en taxis casi 90 euros al día y el transporte urbano es todavía deficiente en la zona: un autobús a las siete y media de la mañana y otro a las dos de la tarde.
El problema se agravó a la hora de escolarizar al pequeño, de solo 5 años. Al sufrir diabetes debe pincharse insulina, pero él todavía no sabe hacerlo. "Tiene que medir la glucosa, utilizar la aplicación informática para introducir los datos y pincharse. Un niño no sabe hacer eso", se lamenta Adnane. Y, por este motivo, lleva sin acudir al colegio desde que llegó, el pasado mes de diciembre.
La familia ya ha puesto en conocimiento de la Xunta de Galicia el problema que tienen y, entre todos, tratan de buscar una solución, aunque lamentan que se esté demorando tanto. Mientras, Adnane realiza un curso para ampliar sus posibilidades laborales, también estudia para obtener el carnet de conducir e intenta, junto a su mujer, educar a su hijo dentro de las posibilidades con las que cuentan.
El matrimonio, pese a todas las dificultades que está pasando, solo tiene palabras de agradecimiento para los docentes, personal de la Administración con el que han mantenido reuniones y los médicos de su pequeño. Ahora ansían que el momento de que Mohamed vuelva al colegio llegue cuanto antes para no poder recuperar el tiempo del curso escolar.