Palencia
Durante el tiempo que estuvo retenida, obligaron a la chica hacer varias trasferencias a sus cuentas. Después, intentaron huir en un coche, tuvieron un accidente y cuando la Guardia Civil acudió a ayudarles intentaron robar también el coche patrulla
En el centro de recreo de Autilla del Pino, Palencia, no se habla de otra cosa. Esta localidad de apenas 200 habitantes censados sigue conmocionada después de que una joven apareciera a última hora de la tarde del domingo 10 de marzo en la residencia de ancianos de la localidad pidiendo protección porque unos hombres la habían secuestrado y agredido sexualmente.
Ante la Guardia Civil, afirmó que había quedado el sábado 9 con un joven paraguayo en una vivienda de la localidad quien, tras negarse ella a mantener relaciones sexuales, la agredió física y sexualmente tras comentarle que estaba retenida. Según los hechos narrados por la joven, en un momento dado el presunto agresor llamó a su hermano para que participase en las vejaciones. Además, le obligaron a realizar hasta tres transferencias a sus cuentas, con un valor total de 850 euros.
Los dos hermanos de 22 y 27 años, y de nacionalidad paraguaya, decidieron acudir a dos locales de alterne, para lo que dejaron a la mujer atada a una estructura metálica. Ella consiguió liberarse, saltar una valla y caminar por el municipio hasta encontrar la residencia de ancianos para pedir auxilio. La detención de los dos hombres se produjo tras ser socorridos por una patrulla del Subsector de Tráfico de la Guardia Civil al sufrir un accidente de tráfico en el coche que habían robado en uno de los locales de alterne. En lugar de aceptar la ayuda de los agentes, decidieron abordarles para sustraerles su vehículo.
Se les imputan delitos de agresión sexual y detención ilegal. En el registro de las pertenencias se encontró documentación personal de la víctima, así como su teléfono móvil. También se localizaron tres dosis individuales de sustancias estupefacientes. La mujer fue trasladada al Hospital Río Carrión, de Palencia, para ser atendida de las lesiones que presentaba.
El pueblo continúa sin creerse lo ocurrido. Al parecer los hombres no vivían de forma habitual en la localidad, pero pasaban temporadas. Hace un año su madre había contraído matrimonio con un vecino del municipio. “Solían montar mucha fiesta y ha habido problemas de robos y peleas desde que andan por aquí”, afirman algunos vecinos. Conocidos de vista, pocos habían mantenido alguna conversación con ellos. Temen que puedan regresar a un pueblo tranquilo donde se conocen todos.
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