Galicia
Ruth y Raquel hacen decenas de kilómetros cada día para llegar a sus pacientes. La mayoría son personas mayores que viven en zonas rurales a mucha distancia de su centro de salud.
A primera hora de la mañana Ruth Juncal y Raquel Barreiro preparan sus equipos, cogen el coche y empiezan su ruta. Controles de tensión, seguimiento del Sintrom, analíticas, curas, medicación,… En su día a día hay un poco de todo. "La mayoría son personas de cierta edad que viven solas, aunque tengan apoyo familiar agradecen que vayas a su casa a ver cómo van y a explicarles las cosas", explica Ruth.
Ella empezó en este servicio por pura vocación. Le gusta la geriatría y aquí, además de ejercer sus funciones propias de enfermera, puede ayudar a los pacientes de una manera mucho más cercana. "La idea es que ellos no piensen que vienes con prisa, si no que vean que estás disponible. Es una manera de atender mucho más cercana y siempre con rigor".
En nuestra ruta de hoy la primera parada que hacemos es en casa de Hermosinda. A sus 89 años hace un mes que sufrió un ictus que ha limitado por completo su movilidad. Carmen, su hija, se encarga de sus cuidados. Mientras Ruth y Raquel le miden la tensión a su madre, hablamos con ella: "Para mí son mis ángeles de la guarda", dice convencida. "Llegas a casa con una persona mayor sin poder moverse, no sabes como hacer, no puedes llevarla al médico ni nada. Que vengan ellas aquí es una tranquilidad".
Igual que lo es para la familia de Urcesina, también de 89 años. Ella, aunque cuenta con ayuda, vive sola. "Yo mi medicación la tomo yo, que me apaño bien, igual que para las cuentas del banco, sé bien si me ingresan o me sacan", afirma sin titubear. Al preguntarle por Ruth y Raquel responde igual de segura: "Muy bien, muy bien. Me llaman, me hacen todo lo que me tienen que hacer, la verdad que muy bien".
El equipo formado por Ruth y Raquel hizo el año pasado 2.400 visitas repartidas entre los ayuntamientos pontevedreses de Forcarei, Cerdedo, Cotobade, Campo Lameiro, Soutelo de Montes, Carballedo y Tenorio, ahí es nada. En toda el área sanitaria de Pontevedra se superaron las 7.700.
Con su labor además cumplen otra función muy importante, la de aliviar la carga de trabajo de los centros de atención primaria. Por lo que, en este año que llevan —y con cientos de kilómetros a sus espaldas— creen que ha quedado demostrado que la atención domiciliaria en el rural es muy importante, y esperan poder seguir manteniéndola.
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