Boda
El restaurante A Trasanquesa, en Valdoviño, tenía ya preparados los menús de los más de 40 asistentes.
Lo que se vive en la hostelería, no se vive en otros negocios y, a veces, hay anécdotas que parecen incluso de mentira o, por lo menos, de película surrealista. Al restaurante A Trasanquesa, en Valdoviño (A Coruña), lo dejaron plantado el día antes de una boda que tenían organizada para hoy viernes. A veces el novio o la novia se dan a la fuga, pero en este caso tan peculiar parece que han sido los dos los que se han puesto de acuerdo para hacer una bomba de humo. "Es una vergüenza", sentencia su dueña.
Desde el restaurante se enteraron ayer y solamente porque la gerente llamó a la pareja para confirmar unos últimos detalles importantes, visto que ellos no se habían puesto en contacto con el restaurante y tenían pactado hablarse de nuevo en esa fecha. "La última vez que me hablaron fue el jueves pasado y quedamos en que este jueves me traían su material de decoración", cuenta Tania, la gerente del restaurante. "Yo les tenía que abrir el restaurante especialmente para que lo dejaran, ya que por las tardes no abrimos", sigue explicando. Al cogerle la llamada, la pareja se limitó a decir que finalmente no se casaban "y ya me colgaron acto seguido", explica Tania, sin más decoro. De hecho, no volvieron a cogerle el teléfono desde entonces.
La pareja tenía 40 invitados confirmados para el banquete y, de hecho, los menús de A Trasanquesa para esas decenas de comensales estaban casi ultimados. Así que, para más el enfado y la sorpresa del restaurante. "Estaba todo encargado, lo que se pudo dar para atrás, se dio", cuenta Tania. Pero no todo se puede recuperar así de fácil. Mientras, algunos alimentos, por ejemplo, se pudieron congelar.
El problema no sería tan grave si la pareja hubiese depositado un adelanto que asegurase su compromiso. "Cuando vinieron a pagar la reserva tenía mucho trabajo porque era un sábado", explica la gerente, "y me esperaron como una hora". Entonces, se fio de su seriedad y decidió no cobrarles un adelanto, confiando en su palabra. "Siempre fue todo muy bien, sin problema ninguno", añade.
Los precios de los platos oscilaban entre los 60 y los 100 euros, ya que incluían marisco, pescado y carne de calidad. Además, en el precio iba implícita la barra libre y la fiesta correspondiente, así como la reserva de gran parte del espacio del local en toda la jornada. "Es una boda, no es una broma", explica Tania, ya que al final, con una fiesta de este calibre programada, tiene que decir que no a muchas otras reservas de particulares interesados. "Parece una broma, sí, pero no lo es", añade entre risas irónicas sobre la cancelación. Se quedaron, en definitiva, con una mano por delante y otra por detrás.
Así, sentencian en redes que quizás la hostelería debería de requerir todavía más garantías de lo que hace actualmente: "Es triste, pero es cierto, la hostelería se va a tener que unir y cobrar reservas y en algún caso todo por adelantado".
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