UN GUARDIA CIVIL TUVO QUE ENTRAR A POR ÉL
El joven se introdujo en el mar con varios amigos, al avistarles en el mar, los socorristas fueron a alertarles de que tenían que abandonar la zona. El agua estaba revuelta y habían colgado la bandera roja. De modo que todo el grupo salió menos uno.
Tras varios avisos desde la arena, los profesionales del servicio de socorrismo se vieron obligados a solicitar refuerzos e incluso una moto de agua se acercó al joven, que seguía empeñado en no salir del agua.
Posteriormente, un socorrista se metió en el mar para conversar con él e intentar que cambiara de opinión. Estuvo aproximadamente 30 minutos en el agua.
Consiguió convencerle, pero no dejó de complicar la situación hasta el final. Cuando llegó a la orilla, un Guardia Civil tuvo que meterse vestido para sacarle, después fue esposado y trasladado al coche patrulla.