Agresión sexual
Lo primero que ha hecho el abusador nada más salir de prisión es quebrantar la orden de alejamiento.
Andrea ha tenido que ver cómo su agresor sexual ha quedado en libertad. El acusado, que no era otro que su abuelo, estaba condenado a 11 años de cárcel por abusar de ella cuando era menor.
Sin embargo, hace más de un año que salió de prisión, habiendo cumplido solo 3 años de su condena, al considerar la justicia que tenía riesgo de muerte inminente por su edad, tiene 80 años, y porque padece una enfermedad.
Desde entonces la joven, que comenzó a sufrir los abusos a los 13 años, reconoce que vive con miedo e intranquila porque en todo este tiempo su agresor ha quebrantado la orden de alejamiento hasta en dos ocasiones.
La última vez fue el pasado lunes, cuando la siguió hasta un supermercado cercano a su casa, en Andjúar. "Me has visto entrar y vienes, encima. Eres un pederasta, eso es lo que eres", se escucha decir a la víctima entre lágrimas y rota de dolor mientras graba el momento en el que él se para frente a ella y a escasos metros esperándola.
Tanto la víctima como su familia denunciaron la situación y el acusado fue detenido por la policía, pero poco después quedó nuevamente en libertad.
Detenido por quebrantar el alejamiento
La víctima asegura que se siente cada día más indefensa. De poco vale que el abusador tenga una orden de alejamiento de 200 metros. "Cada vez que lo veo es mucho pánico y ataques de ansiedad", relata.
Pedro García, padre de Andrea, lamenta que el abusador "tenga más derechos" que su propia hija.
Alejamientos que no se respetan
Como Andrea, otra víctima ha tenido que escuchar las amenazas de muerte de su acosador, quien llegó a reventar 15 pulseras telemáticas.