ALICANTE

El desencanto de la crisis tiñe las Hogueras de Alicante con figuras oscuras y tétricas

Los monumentos de cartón y madera que este año surgen de entre el asfalto de la ciudad de Alicante, con motivo de sus fiestas de Hogueras, intentan recrear fantasías de personajes mitológicos, fábulas y cuentos, pero no consiguen evitar que se abran paso las ásperas garras de la crisis.

Figuras oscuras y tétricas, como los demonios que representan los males de la actual situación económica, conviven con dulces hadas y duendes que introducen la mitología en mitad de un ambiente lúgubre. La ensoñación de las leyendas se marchita en hogueras como la del distrito de La Cerámica, basada en uno de los relatos de Gustavo Adolfo Bécquer, 'El rayo de luna', donde las musas que inspiraron al poeta danzan muy cerca de la tumba del empleo juvenil.

En la hoguera del Mercado Central, una ninfa que simboliza a la Madre Naturaleza, rodeada de pájaros y flores de colores, contrasta con el esqueleto de la crisis, sentado en un trono a sus espaldas.

Los recortes en Sanidad, Educación y Dependencia, el paro, la corrupción y los conflictos políticos son a su vez los cuatro jinetes del Apocalipsis que galopan implacables en la hoguera del distrito Carolinas Altas.

En Altozano Sur-Las Plazas, el infierno abre sus puertas de par en par para facilitar la huida del extesorero del PP, Luis Bárcenas, investigado por presunta corrupción, que escapa con su maleta llena de sobres y billetes. No lejos de allí, en la hoguera de Altozano, las figuras de Mariano Rajoy, Iñaki Urdangarin y Alfredo Pérez Rubalcaba viajan juntas en un mismo barco a la deriva, a punto de naufragar bajo la atenta mirada de la canciller alemana, Angela Merkel.

En esta hoguera, la Bellea del Foc, reina de las fiestas alicantinas, se ve obligada a saltar desde un trampolín para caer al foso donde aguardan dos peces temibles: el tiburón del IVA al 21%, y el pez martillo de Hacienda.

Precisamente éstas son dos de las críticas más frecuentes en la mayoría de hogueras, que este año han visto aumentar el impuesto que grava los monumentos como productos culturales desde un 8 a un 21%.

Además, los artistas critican "la persecución" de los inspectores de Hacienda contra las comisiones de fiestas, a las que reclaman "hasta las facturas perdidas", según lamentan los versos que acompañan a la hoguera de Santa María.

Ante el monumento, una pareja de alemanes no tarda en reconocer entre los 'ninots' al que llaman "ministro de finanzas español", Cristóbal Montoro, pero dudan de la identidad de otro de los personajes, una rubia vestida de gris que representa a la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo.

La regidora, imputada en el 'caso Brugal' que investiga presuntas irregularidades en el diseño del Plan General de Ordenación Urbana de Alicante, aparece aquí criticada tan sólo por su indumentaria, aunque un sonriente "foguerer" que está junto a ella le tiende un billete de 500 euros.

Incluso las barracas -recintos de música y gastronomía- parecen burlarse a su manera de la crisis, como en la de la Plaza Séneca, donde las mesas se han instalado a la sombra de los andenes abandonados de la antigua estación de autobuses.

La creatividad y la fantasía pero, también, la más ácida ironía, se alían en los monumentos efímeros de las Hogueras de San Juan, con la esperanza de que, como el fénix que preside la hoguera de la plaza de Calvo Sotelo, después de la quema puedan renacer de sus cenizas el año que viene, les cueste lo que les cueste.

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