Dulces de canaval
Estos son algunos de los dulces más típicos en época de carnaval.
La memoria es olor. Prendidos de nuestra biografía gastronómica quedan los olores de los guisos de las abuelas. Y esta época, entre los carnavales y la cuaresma, también recuerdo los olores de los dulces que hace mi madre (sus turrillos son insuperables, una oda a la excelencia de la rosquilla pero en versión alargada) y las “flores” de mi tía de Granada. Una sofisticada fritura que algunos datan en el siglo XVI y que son muy típicas también en la zona de La Mancha (se hacen especialmente en Calatrava, de ahí también su característica forma) y algunos lugares de Extremadura.
Fátima Gismero, una de las mejores maestras pasteleras de nuestro país, anda estos días “dándole al molde-florón” que se utiliza para hacerlas.
También se consumen las “orejas” de carnaval. Una masa a base de harina, mantequilla, hueves, leche, anís y azúcar y que junto a las filloas suelen ganar el protagonismo en Galicia a la hora de los postres. Al igual que la bica de Laza. Una población orensana que junto a Trives y Castro Caldea comparten la fama de hacer los mejores bizcochos.
Me hablan de una cuajada de carnaval que se suele elaborar en Granada. Un dulce de aprovechamiento para utilizar los mantecados y polvorones navideños. Los casadielles en Asturias también son más populares si cabe estos días. Una suerte de empanadilla rectangular rellanas de nuez. Otro de los dulces es la ensaimada de tallades de Mallorca a la que dan su punto salado con embutidos de cerdo (tradicionalmente lo que había quedado en los pucheros navideños).
Algunos también incorporan los buñuelos y la leche frita a estos dulces carnavalescos. Otra cosa no, pero imaginación y variedad gastronómica tenemos para dar y tomar.