EN LONDRES
Un estudio desarrollado por el Imperial College de Londres y publicado en la revista Nature Immunology ha descubierto que los componentes del sistema inmunes encargados de desencadenar reacciones alérgicas también pueden ayudar a proteger la piel contra el cáncer.
Aunque el estudio se encuentra en fase inicial podrá servir para abrir vías de desarrollo de nuevos tratamientos.
La nueva investigación se centra en un tipo de anticuerpo llamado inmunoglobulina E o IgE. Esta proteína, que es parte del sistema inmune, desencadena reacciones alérgicas al reconocer erróneamente una sustancia inofensiva, como el cacahuete, como un peligro.
El cuerpo lanza un ataque en toda regla, bajo instrucciones de IgE, que produce erupciones en la piel e hinchazón de la cara, la boca y, en casos graves, las vías respiratorias.
Sin embargo, las últimas investigaciones sugieren que el anticuerpo puede tener un papel crucial en la defensa contra el daño causado por los químicos ambientales y, por lo tanto, protege contra el cáncer. La IgE (desencadenada por la exposición de la piel a agentes tóxicos) se acumula en el sitio de la piel y evita que las células dañadas se conviertan en tumores cancerosos.
La doctora Jessica Strid, autora principal del estudio del Departamento de Medicina de Imperial, explica para Europa Press que "IgE debe tener un papel importante en el cuerpo, pero por el momento los científicos todavía no tiene claro cuál es. Solíamos pensar que nos protege contra parásitos, como gusanos intestinales, pero la falta de infecciones por gusanos está causando el aumento de la alergia.
Sin embargo, después de que el trabajo anterior sugiriera que el cuerpo todavía puede combatir los parásitos sin IgE, ahora no creemos que este sea el único propósito". Esta investigadora señala que su trabajo sugiere que IgE podría proteger contra el daño causado por la exposición de la piel a sustancias químicas promotoras de tumores o la radiación UV, y ayudar a combatir el cáncer.
En el curso de la investigación, el equipo ha descubierto que la colocación de una sustancia química tóxica en la piel del ratón provocaba la inducción de IgE y su desplazamiento a la zona dañada. Una vez allí, IgE redujo el riesgo de desarrollo de cáncer en la piel.
También estudiaron los tumores de piel de 12 pacientes con carcinoma de células escamosas, el segundo tipo más común de cáncer de piel. Los resultados mostraron que todos los tumores, algunos de los cuales eran más agresivos que otros, tenían IgE presente.