Animales
El restaurante de Fuerteventura exhibía en las paredes del local a los dos ejemplares como si formaran parte de la decoración cuando se trata de una especie protegida. Los agentes del SEPRONA los encontraron cuando estaban realizando una inspección rutinaria.
Fue la sorpresa desagradable que se llevaron los agentes del SEPRONA que hacían una inspección rutinaria de productos pesqueros en un restaurante de Antigua, Fuerteventura. Dos tortugas boba estaban en la pared de el restaurante como cualquier otro elemento decorativo como si no tuviera importancia que se trata de una especie protegida.
Denunciados por tenencia ilegal de especie protegida
Los agentes estaban realizando un control rutinario para comprobar la trazabilidad de los productos pesqueros que se ponen a la venta en los locales de restauración en la isla de Fuerteventura cuando se encontraron con este “curioso” elemento de decoración en un conocido restaurante del municipio de Antigua. Se trata del caparazón y un ejemplar de tortuga marina “boba” que se encontraban desnaturalizadas y expuestas al público en una pared a modo de decoración.
Comprobaron los ejemplares y verificaron que efectivamente se trataba de dos ejemplares de este animal que se encuentra incluido en el Convenio CITES sobre el comercio internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre. Tras verificar que el dueño del local no podía acreditar la tenencia legal de estos ejemplares fue denunciado inmediatamente. Se le acusa de un delito de contrabando y tenencia de una especie protegida en el catálogo de especies amenazadas.
¿Qué es el convenio CITES?
El convenio CITES es un acuerdo internacional que tiene como finalidad velar porque el comercio de especímenes de animales y plantas silvestres no constituya una amenaza para la supervivencia. La tortuga Caretta caretta, más conocida como tortuga “boba” es un animal que frecuenta las aguas canarias a donde llega desde el otro lado del Atlántico, especialmente en verano. Está en peligro de extinción y puede divisarse incluso en las propias playas. El Gobierno de Canarias tiene en marcha un programa de conservación para cuidar y rescatar a los ejemplares que quedan varados en la arena o enredados en artes de pesca