Menores inmigrantes
Hablamos con la directora de la Fundación que acoge a una tercera parte de los menores no acompañados que hay en Canarias y confiesa que es muy probable que los siguientes menores que lleguen tengan que ser acogidos en unas carpas a la intemperie.
Delia García nos atiende minutos antes de recibir la visita de Sira Rego y Ángel Víctor Torres, los ministros de Juventud e Infancia y Política Territorial respectivamente, en uno de los centros que gestiona la fundación que dirige. Se trata de uno de los cinco macrocentros que hay en Canarias para acoger a menores migrantes no acompañados, todos gestionados por Quorum 77. "En total tenemos 27 centros repartidos por todas las islas y atendemos a casi 2.300 menores. En los centros pequeños no tenemos problemas, la dificultad está en los llamados macrocentros".
Estos grandes centros se crearon de manera temporal, por la llegada masiva de pateras en octubre del año pasado, con la idea de poder cerrarlos en dos meses como máximo, pero la magnitud de la crisis migratoria no lo ha permitido. "Se trata de una situación sin precedentes a la que teníamos que dar respuesta de manera inmediata y eso suponía seguir manteniendo estos centros abiertos aunque estén muy por encima de su capacidad".
Delia reconoce que están sobrepasados y no solo por la saturación de los centros sino también por ellos mismos a nivel personal y profesional: "No podemos seguir acogiendo menores porque de alguna manera estamos siendo partícipes de una vulneración de derechos y es muy frustrante para nosotros como educadores".
Esta masificación les impide atender a las necesidades particulares de cada menor, especialmente a los que vienen más vulnerables pero también a los que ven frustrados sus sueños de seguir su camino hacia Europa o de formarse y poder trabajar aquí.
Otra de las consecuencias de la masificación de los centros son los problemas que se generan por la convivencia. Los llamados macrocentros acogen como mínimo a 150 menores entre 15 y 18 años, adolescentes que se frustran como cualquiera y que conviven en espacios pequeños, las literas donde duermen apenas tienen separación entre ellas y algunos llevan aquí más de seis meses sin poder continuar su camino y, en ocasiones, sin posibilidad de formarse.
En un entorno así, cualquier roce puede provocar un incidente grave y puede haber un amotinamiento. "En el último mes hemos tenido 95 incidentes graves, la mayoría de agresiones a educadores o entre los propios menores. Hemos tenido que recurrir a la policía para que nos ayuden porque son situaciones de verdadero peligro".
En algunas de las pateras se embarcan padres con sus hijos, tratando de buscar una salida para sus familias. Es el caso de la última que llegó esta misma semana a la isla de El Hierro. A bordo viajaban medio centenar de personas, entre ellos varios menores y dos personas fallecidas además de los que habían perdido la vida en la travesía. "Dos de las niñas tuvieron que ver cómo sus padres fallecían y han llegado a ver incluso como lanzaban a su padre por la borda. Están en una situación de auténtico shock. No podemos permitir que se les trate como a ganado, tienen que ser atendidos".
Ahora mismo la distintas entidades que gestionan los 80 centros que hay en Canarias cubren las necesidades de estos niños que llegan tras una dura travesía en muchos casos pero reconocen que los recursos se están acabando, que no hay espacio para atenderles y que también escasea personal para poder atender tal demanda por lo que no pueden atender la individualidad de cada menor. Es por este motivo que exigen una medida contundente, rápida y eficaz que garantice la protección de estos menores.
Minutos antes de poder mostrar la realidad de este centro a los ministros, Delia nos confiesa que le gustaría que la respuesta del Gobierno a esta situación fuera inmediata porque las previsiones de futuro en cuanto a llegada de más pateras podrían superar todas las expectativas.
Asegura que apenas quedan unas pocas plazas y que los próximos niños que lleguen podrían tener que ser acogidos en una carpa en un muelle a la intemperie. Es la última medida del Gobierno de Canarias para poder seguir atendiendo a estos niños. Ya se han montado carpas en Arrecife, en Lanzarote y el ejecutivo regional ha anunciado este jueves que ya se está preparando para colocar instalaciones similares en Tenerife, Gran Canaria y Fuerteventura.
Las ONG's tenemos que levantar la voz porque no podemos seguir participando de la vulneración de los derechos de estos niños.
Para que podamos entender la realidad de estos menores Delia nos pide una reflexión: "Imagina que estos niños son tus hijos que han tenido que emigrar y que ahora están aquí acogidos. En base a eso pensemos en ellos". Un pensamiento que transforma en pregunta a las instituciones: "¿Van a seguir mareando la perdiz o van a actuar ya?".
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