COBRARÁ 20.000 EUROS TRAS EL ACTO DE CONCILIACIÓN
Un juez ha declarado improcedente el despido de la dependienta de una pescadería de Jerez de la Frontera (Cádiz) a quien rescindieron el contrato tras ser sorprendida cuando se estaba comiendo cinco cigalas. Un decreto del juzgado de lo Social 3 de Jerez, declara improcedente el despido y fija la indemnización que percibirá la trabajadora Luisa María R.P. en 20.000 euros, tal como aceptó la propia empresa en el acto de conciliación.
La trabajadora fue despedida del hipermercado Hipercor en octubre de 2012 por pérdida de confianza, tras haber sido captada por las cámaras de seguridad cuando se comía cinco cigalas en el mostrador de la pescadería, en su jornada laboral y de cara al público. La carta de despido precisaba que la pescadera estaba comiendo marisco junto a otra compañera y, según las cámaras de seguridad, "al menos en dos ocasiones depositaron los desperdicios en la basura", aunque ella negó los hechos.
Dado que la normativa interna del hipermercado prohíbe consumir artículos fuera de las zonas habilitadas, aunque sean propiedad de quien lo hace, y que "está considerado un hurto consumir o llevarse artículos que no hayan sido abonados", la empresa consideró que los hechos implicaban una pérdida de la "imprescindible confianza que debe existir en una persona que ocupa un puesto en el cual tiene acceso directo a la mercancía".
No obstante, en el momento de la conciliación la empresa retiró el despido por causas disciplinarias y reconoció su improcedencia, con la consiguiente indemnización. El abogado de la trabajadora, Francisco Cabral Sánchez, ha dicho que su clienta siempre negó haberse comido las cigalas, pero incluso admitiendo esa hipótesis "causa verdadera estupefacción que a la encargada de cocer el marisco se le pueda despedir por probar una o dos cigalas".
Justificar un despido disciplinario por haberse comido unas cigalas "en modo alguno podía equipararse a un hurto, como la empresa pretendía", sino que "se trataba de una excusa para justificar un despido, que a todas luces era injustificado e improcedente, como ahora oficialmente se constata", según Cabral.
Francisco Cabral argumentó que, incluso aceptando como cierto el consumo del marisco, "el probar una gamba o similar para detectar su punto óptimo de cocción es algo normal, como el hábito de un cocinero en su cocina para saber si el guiso va como debe".