Colillas en la arena, la imagen menos amable de nuestras playas
En España se consumen cerca de 90 millones de cigarrillos al día, lo que representa más de 32.800 millones de desechos de filtros al año, un residuo que tarda una década en degradarse y del que un 15% termina en las playas desacreditando su buena fama como destino turístico.
Cada vez más ayuntamientos costeros han declarado la guerra a las colillas. Lloret de Mar ha prohibido fumar este verano en una de sus playas y en diferentes zonas de otras cuatro. Agentes cívicos informan a los bañistas de esta medida y unas banderolas de gran tamaño con la frase 'zona sin humo' escrita en diferentes idiomas delimitan las áreas en las que no se puede fumar. La prohibición se aprobó a inicios de año, pero ha sido con el inicio de la temporada de verano cuando se ha puesto en marcha de manera efectiva.
La playa de Las Teresitas, en Santa Cruz de Tenerife, podría ser la última en sumarse al 'espacio libre de humos'. Las quejas nunca han parado y las colillas siguen apareciendo por toda la playa. A partir de diciembre, fumar en Las Canteras, en Gran Canaria, puede costar 300 euros.
La misma polémica se vive en Málaga, donde durante los meses de verano aumenta el número de personas en sus playas, y con ellas, también aumentan las colillas. Por eso, las banderas donde se dice que fumar está prohibido, son cada vez más habituales.
Todas ellas siguen el ejemplo de Galicia, donde en 79 de sus playas no se permite fumar.