EL JOVEN MURIÓ CON 21 AÑOS
La iglesia de la Encarnación, en Marbella, se quedó pequeña este domingo durante el funeral de Pablo Ráez, el joven que se convirtió en icono de la lucha por conseguir donantes de médula. Su muerte ha dejado tocada a toda la sociedad malagueña y española, que siguieron sus avances a través de las redes sociales y en las que gracias a su fuerte campaña se despertó un fuerte sentimiento de solidaridad por el que las donaciones de médula aumentaron exponencialmente.
"Pablo ha hecho lo que podía hacer"
Por ello, la noticia de su muerte conmocionó sobre todo a sus amigos, familiares y vecinos, los que han estado con él en los peores momentos y lo vieron sonreír con las buenas noticias, como cuando se encontró un donante compatible. Según le diario 'Sur' esta sensación de pesadumbre llegó hasta el párroco que ofició el funeral del joven marbellí de 21 años, que roto de dolor y con la voz quebrada confesó que no sabía "eneterar a Pablo". "Lo que quiero es llorar con vosotros", añadió durante la ceremonia a la que también acudieron personalidad políticas, como el alcalde de la localidad.
Durante su mensajes recordó la infancia del joven señalando que "creció en un clima de sencillez y de esa sencillez brotan las grandezas". Además, elogió el esfuerzo Pablo por conseguir un aumento significativo de las donaciones de médula en España. "Pablo ha hecho lo que podía hacer, sigamos nosotros", acabó con un mensaje en el que quiso mirar al futuro para que la lucha del joven por conseguir médulas para todos los que la necesiten no queden en saco roto.