Naturaleza
La empresa Biotopo Antina ha creado una superestructura para regenerar las profundidades marinas en Torredembarra, Tarragona.
La preocupación por el deterioro medioambiental unido a la proliferación de la tecnología ha permitido que, uniendo ambos elementos, se logre alcanzar soluciones más rentables. En este caso en Torredembarra, en Tarragona, han creado un 'pulmón marino', para regenerar esa zona del Mediterráneo.
Una superficie de gran tamaño
El 'pulmón marino' consiste en una superestructura, con una superficie mayor que un campo de fútbol. Es la primera vez que se usan biotopos o arrecifes como sistemas de fondeo, sustituyendo a las anclas para lograr el amarre de los barcos y conseguir una protección mayor para el fondo marino. El principal objetivo es devolver al mar lo que es del mar.
100 metros de diámetro
La empresa Biotopo Antina se ha encargado de la construcción de esta montaña, a 1,5 kilómetros de la costa de Pont de Clarà. La montaña submarina se ha catalogado como un 'pulmón marino' con una base de 100 metros de diámetro, con una superficie mayor que un campo de fútbol. El balizamiento se ha realizado con 10 biotopos o arrecifes que llegan a los 18 metros de altura y tienen un volumen de 35.000 metros cúbicos. El elemento que marca la diferencia de esta montaña, es la composición de 40.000 toneladas de carbonato cálcico, extraídos de una cantera a 15 kilómetros de la costa, esto hace 25 millones de años era una barrera de coral.
Devolver al mar lo que es del mar
Miquel Rota es el creador del arrecife y se considera un artista. Además de un verdadero experto de la vida marina. Durante años ha viajado por todo el mundo, buceando y conociendo muchos arrecifes. En ellos ha encontrado su inspiración. "Lo que hacía es imitar formas de arrecifes tropicales", aseguraba. Con papel y lápiz empezó hace mucho tiempo a diseñar estos biotopos. "El biotopo sería una casa de todos los organismos marinos, les gusta vivir dentro porque se sienten más protegidos", indicaba.
La aventura de Miguel Rota empezó en ese momento y su propósito fue crear un acuario natural en mitad del mar Mediterráneo. Su labor es un trabajo milimétrico, una grúa deja caer al fondo del mar el biotopo y se van acumulando poco a poco. La estructura tiene el tamaño de un campo de fútbol, con una altura de unos 20 metros, como si fuese un edificio de 5 plantas.
Este se ha convertido en el espacio idóneo para que el propio mar pueda crear vida, es una casa para peces hecha con materiales 100% naturales. Ahora este nuevo pulmón marino ha devuelto mar lo que es del mar.