CONFESIÓN COMPLETA DEL CRIMEN
El programa Espejo Público ha tenido acceso a la confesión del principal sospechoso de la muerte de Laura Luelmo, que fue detenido este martes.
Bernardo Montoya, el hombre de 50 años detenido por su implicación en la muerte de la joven zamorana de 26 años Laura Luelmo, ha confesado el crimen. Fuentes cercanas a la investigación han informado que el detenido ha reconocido a primera hora de esta mañana en dependencias de la Guardia Civil de Huelva que mató a la joven.
Esta es su declaración completa:
"La chica salió de su casa y se me acercó a preguntarme algo. Yo estaba sentado en una silla en la puerta de la mía, que están frente a frente. Ella me dijo: 'Hola vecino, oye sabrías de algún supermercado por aquí? Es que soy nueva'", relata.
Yo le respondí: 'Claro mujer', y le di una dirección. La engañé porque la mandé a un callejón sin salida donde no había supermercado ni nada.
En cuanto se alejó un poco yo corrí a por mi coche. Me monté y dando un rodeo llegué primero al callejón. Allí esperé a que llegara. Cuando la chica apareció en el callejón sin salida, se quedó como sorprendida y me preguntó: '¿Qué haces aquí?' Y mirando hacia los lados dijo: '¿Y dónde está el supermercado?'
Entonces sin decir palabra, la agarré y golpeé con violencia su cabeza contra el maletero de mi coche. Quedó inconsciente en el suelo. Tenía una cuerda en el vehículo y aproveché un trozo para atarle las manos a la espalda.
La metí en el maletero del coche y la envolví en una manta con el propósito de agredirla sexualmente después. Conduje hasta el lugar donde la encontraron.
Al llegar, la desnudé de cintura para abajo y traté de violarla, pero a pesar de que ella estaba inconsciente no lo conseguí. Lo intenté pero nada. Juro que al final no la agredí sexualmente.
Luego me asusté. La saqué del coche y la trasladé como pude hasta la zona de las jaras. Y me fui corriendo, pero juro que cuando yo la dejé allí, ella todavía estaba viva".
"Me fui corriendo. Llevaba en el coche las zapatillas de la chica y el teléfono. De regreso a casa tiré el teléfono en un contenedor y unos minutos después las zapatillas en otro contenedor.
Llegué a casa e intenté dormir, pero no lograba conciliar el sueño. Así que decidí salir a andar. Salí de casa a dar un paseo.
Los días siguientes iba a ver a gente, a conocidos, a amigos y luego regresaba a casa, hasta que un día vi a la Guardia Civil. El sábado por la tarde traté de entrar en mi casa, pero estaba allí la pareja de la Guardia Civil.
Al verles, salí corriendo para no volver".