EN UNA SIDRERÍA DE GIJÓN

Condenan a 48 años de prisión a un hombre por envenenar a sus compañeros en una sidrería

El Juzgado de lo Penal número 1 de Gijón acusa al expleado de suministrar un fármaco a través de la comida a 19 compañeros de trabajo con la intención de empeorar su salud. Ha sido condenado como autor de doce delitos de lesiones, con la agravante de alevosía, y de seis faltas de lesiones.

El exempleado de cocina de la sidrería gijonesa El Lavaderu acusado de distribuir a diecinueve compañeros de trabajo, entre los años 2005 y 2012, un fármaco a través de la comida con la intención de menoscabar su salud ha sido condenado a penas que suman 48 años de prisión.

La sentencia del Juzgado de lo Penal número 1 de Gijón condena a A.A.F., de 57 años, como autor de doce delitos de lesiones, con la agravante de alevosía, y de seis faltas de lesiones. La sentencia también le impone una multa de 1.620 euros por las faltas de lesiones, y al pago de indemnizaciones a los afectados que suman 43.580 euros, y de otra de 17.091 euros al Servicio de Salud del Principado, aunque establece la responsabilidad civil subsidiaria de la empresa propietaria de la sidrería.

El juez ha absuelto a la compañera sentimental del condenado, que estaba imputada como cómplice. La sentencia considera probado que el acusado, ayudante de cocina, suministró de forma continuada a sus compañeros de trabajo en las comidas que les preparaba un fármaco con la intención de "menoscabar" su salud.

El fármaco que les suministró es "Colme" (Cianamida Cálcica), indicado para el alcoholismo crónico como coadyuvante de la psicoterapia y que, en caso de ingerir alcohol durante el tratamiento, provoca reacciones adversas. Esta sintomatología, detalla el fallo, consiste en ruborización intensa, palpitaciones en cabeza y cuello, náuseas, taquicardia, dificultad respiratoria, debilidad, visión borrosa, sudoración, dolor torácico y, en casos más graves, vómitos, hipotensión, depresión respiratoria o colapso cardiorrespiratorio, "cuadros clínicos que presentaban los citados trabajadores al ser desconocedores de la ingesta de dicho fármaco". Estos síntomas, ahonda la sentencia, motivaron que algunos de los trabajadores perdieran su empleo "por bajo rendimiento".

Otros empleados llegaron a solicitar la baja voluntaria al percatarse de que, cuando no trabajan en la sidrería o durante periodos de descanso o de bajas médicas, "su salud mejoraba desapareciendo los síntomas aludidos". La mayoría de los trabajadores de la sidrería gijonesa precisaron asistencia médica en varias ocasiones y alguno de ellos llegó a estar hospitalizado.

El acusado obtenía el fármaco "por su relación de confianza" en una farmacia de Gijón, "incumpliendo la normativa que exige su dispensa bajo receta médica sin que conste haberle sido prescrito dicho fármaco al acusado por ningún facultativo ni existir constancia de que lo hubiese adquirido con receta médica".

Durante la vista oral, celebrada el mes pasado, el acusado negó los hechos e incluso que hubiera tenido acceso al fármaco y aseguró no haber tenido ningún problema con ellos. No obstante, la sentencia detalla el relato de los afectados que se reafirmaron en haber sufrido los síntomas en numerosas ocasiones al poco tiempo de ingerir alimentos en el establecimiento. Además, agentes de la Policía Nacional hallaron varios botes del medicamento en el registro de la sidrería y una empleada de la farmacia reconoció que el acusado, en prisión provisional desde 2013, era comprador habitual del fármaco.

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