EN AGOSTO DE 2014
Una magistrada ha condenado a veintiún años de prisión a Juan Antonio Martínez, a quien un jurado popular declaró culpable el pasado 13 de febrero de asesinar y violar a su mujer, Yolanda Aniorte, en la localidad alicantina de Orihuela el 2 de agosto de 2014.
La sentencia le impone asimismo 31 años de alejamiento y prohibición de comunicación respecto a su hija menor de edad, otro hijo de la víctima fruto de una relación anterior y su suegra. A los tres deberá indemnizarles por los daños morales que les ha causado con cantidades que suman en total unos 230.000 euros y, una vez cumplida la pena de prisión, deberá estar sometido durante cinco años a un régimen de libertad vigilada.
Los hechos ocurrieron en la noche del 1 al 2 de agosto de 2014, cuando la pareja mantuvo una discusión en el piso del barrio oriolano de Capuchinos donde residía junto a su hija menor, entonces de 3 años. El motivo de la disputa era, según recoge el fallo, "la persistente creencia que el acusado tenía" de que su esposa le era infiel con su hermano. Tras acabar la discusión, y cuando la víctima se encontraba tumbada en su cama, Juan Antonio Martínez le golpeó en la cabeza con una mancuerna "para vencer y neutralizar su voluntad" y la violó.
A continuación, le asestó otros diez golpes con el mismo instrumento de gimnasia hasta romperle el cráneo y causarle la muerte. El asesino estuvo deambulando por la localidad durante un tiempo y llamó desde una cabina telefónica a un servicio de emergencias para comunicar que había una chica que se encontraba muy mal, aunque no ofreció ningún otro dato. Después huyó en taxi a Murcia, donde se alojó en una pensión, pero fue localizado y detenido por el Cuerpo Nacional de Policía tres días más tarde, el 5 de agosto.
Durante el juicio, que se celebró el mes pasado en la sección séptima de la Audiencia de Alicante, con sede en Elche, el acusado alegó que había sufrido una "enajenación" mental que él mismo atribuyó a la supuesta infidelidad de la víctima y al consumo de cocaína. "Ya le había avisado mil veces. Y tuvo su oportunidad. Le había dicho que no iba a dejar a mi hija sin madre, pero esa noche exploté. Le di el primer golpe y mi mente se quedó en blanco durante 45 segundos", dijo, aunque negó el delito de violación.
El reo tuvo que ser expulsado de la sala de vistas en diversas ocasiones por sus comentarios soeces y provocar continuas interrupciones. La magistrada Gracia Serrano le ha declarado ahora culpable de un delito de asesinato y otro de agresión sexual con la agravante de parentesco, pero la sentencia puede ser recurrida ante el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV) y, en segunda instancia, ante el Supremo.
La resolución incluye también la eximente incompleta de alteración mental, que el propio jurado apreció en su veredicto, pues en el momento de cometer el crimen el asesino sufría "un trastorno de personalidad con rasgos disociales y paranoides".