Contraseñas
Quizás no te han hackeado, pero tus datos personales pueden haber "escapado" a tu control por otros caminos. Vamos a descubrir cómo. ¿Tu contraseña es 123456? ¡Cámbiala antes de seguir leyendo!
Tenemos un doble problema. Por un lado, el uso de contraseñas simples o "previsibles". Ha pasado el tiempo de usar códigos como 123456, abcde o el nombre de tu gato. Tenemos que ponérselo difícil a los amigos de los datos ajenos. Lo recomendable, nos dice el divulgador científico David Ballesteros es usar "contraseñas con mayúsculas, minúsculas y caracteres especiales: asterisco, barra baja, etc..."
¿El motivo? Si sufrimos un ataque por "fuerza bruta", lo que sucederá es que un programa informático probará millones de combinaciones de códigos para intentar acceder a nuestra cuenta. Introducirá contraseñas hasta dar con ella o "rendirse". "Y si nuestro password mega secreto es GATO no tardará más de un par de minutos", asegura Ballesteros.
¿Qué son las brechas de seguridad?
Los hackers, a menos que seas alguien muy relevante para ellos, no suelen dedicar mucho tiempo a atacar a usuarios anónimos. ¿Preferirán conseguir miles o millones de datos con un sólo ataque? Bienvenido al mundo de las brechas de seguridad.
Compañías como Yahoo, Linkedin o Adobe han expuesto por error o ataques maliciosos millones de datos de usuarios. A menudo, la información queda libre en internet por errores informáticos o despistes de los equipos que los gestionan. No siempre es necesaria la intervención de un hacker.
También debemos tener en cuenta la torpeza y los fallos que se cometen a diario y, ¿cómo comprobar si has sido víctima de una brecha de seguridad? David Ballesteros destaca páginas como https://haveibeenpwned.com/ en las que puedes introducir tu correo y comprobar si aparece en la lista de brechas de seguridad recogidas en su base de datos. Si apareces, no implica que alguien tenga acceso a tus contraseñas, pero pueden haber accedido a tus datos personales o cualquier información que hayas cedido "alegremente" a la empresa propietaria de la web o la aplicación.
Resumiendo, no debemos ser tan perezosos y cambiar nuestras contraseñas cada poco tiempo (dos, tres meses), evitando utilizar la misma en todas las páginas. Y no, "PEREZA" tampoco es la "password" segura.