Reforestación
España se ha convertido en el país con más terreno calcinado este año de la Unión Europea, acumulando el 40% de toda la superficie quemada.
España ha sufrido una de sus peores oleadas de incendios. De hecho, se ha convertido en el país con más terreno calcinado este año de la Unión Europea, acumulando el 40% de la superficie quemada en toda Europa, es decir, más de 236.575 de las 600.731 hectáreas quemadas, según datos del Sistema Europeo de Información de Incendios (EFFIS).
Ahora, la recuperación de estos terrenos es el gran desafío. Los expertos confían en la capacidad de la propia naturaleza para autoregenerarse. La recuperación de los suelos afectados por incendios puede tardar entre 1 y 5 años. Sin embargo, en zonas más desfavorables, puede que la recuperación de la vegetación no llegue a producirse nunca.
Los expertos destacan la importancia de mantener una buena gestión forestal para prevenir incendios y evitar la proliferación de las llamas. Unas nuevas políticas de repoblación y prevención de incendios forestales permitirá mantener a los bosques como sumideros de dióxido de carbono y así alcanzar la neutralidad en carbono en el año 2050.
Replantar inmediatamente después es un error
Replantar inmediatamente después del incendio es un error. El monte mediterráneo tiene una capacidad increíble de regeneración. Con los incendios, se pierde la parte aérea de las plantas, la parte leñosa que vemos, pero lo que hay en el interior eso está vivo y regenera rápidamente. Por tanto, los expertos aconsejan dejar crecer para que regenere solo y cuando pase mucho tiempo, eliminar la madera muerta que son buenos nichos para hábitat, ya que fomentan la biodiversidad.
"Durante décadas se ha repoblado con especies de rápido crecimiento pero altamente combustibles, por ello, esta catástrofe plantea un nuevo modelo. Por ejemplo, evitar la plantación de especies como estas vulnerables a las plagas y a los fuegos. En definitiva, conviene utilizar árboles y arbustos autóctonos para hacer frente al cambio climático", asegura Andrés Revilla, de la asociación Arba.
Apoyar a esas comunidades y consumir sus productos es una manera óptima de proteger los ecosistemas y prevenir nuevos incendios.