ESPERABAN UN ERROR
El viernes, los agentes de la Guardia Civil le lanzan el señuelo: comunican a Ana Julia que la cámara de seguridad de un hotel ha grabado un coche y una matrícula. Con ese cebo, los investigadores querían que se pusiera nerviosa y cometiera algún error. Así fue. Este domingo por la mañana, Ana Julia dejó a su pareja con Patricia, puesto que los padres de Gabriel habían quedado con varios medios de comunicación. Ella se fue sola en el vehículo.
La Guardia Civil ya la estaba siguiendo y, sin ella saberlo, condujo a los agentes hasta la finca en la Isleta del Moro, una zona que ya había sido revisada por los agentes hace unos días. Allí grabaron y fotografiaron mientras sacaba al niño de un pozo, lo envolvía en una manta y lo metía en el maletero del coche.
Los investigadores pensaron que se lo quería llevar a otra ubicación donde ya hubieran rastreado para evitar que lo localizaran. La dejaron salir de allí porque creían que podía tener algún colaborador. Además, los agentes estuvieron convencidos, hasta el último momento, de que el niño todavía estaba vivo. La volvieron a seguir hasta la localidad almeriense de Vícar, donde se produjo la detención.
Lamentablemente, los agentes encontraron el cuerpo sin vida de Gabriel en el maletero del coche que conducía la detenida.