Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono 2020
Como cada 16 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, una celebración establecida por la ONU. Para poder vivir, todos necesitamos de la luz solar, pero si esta energía del Sol no llega a la Tierra ‘filtrada’ sería demasiado potente como para que la vida fuese posible, y es aquí donde entra en juego la capa de ozono.
La capa de ozono es una delgada capa estratosférica de gas, de color azul pálido, que se encuentra en lo más alto de la atmosfera, entre los 10 y 40 km sobre la superficie de la tierra. Desde allí protege a la Tierra de la mayor parte de la radiación ultravioleta proveniente del Sol.
No fue hasta finales de la década de los años 70 cuando saltaron las alarmas sobre la condición en la que se encontraba este escudo protector, y los científicos advirtieron que en la capa de ozono se estaba haciendo un agujero causado por los clorofluorocarbonos (CFC); unos gases comúnmente presentes en aerosoles, aparatos de refrigeración, pesticidas y disolventes.
Primeras medidas
La reacción de la comunidad internacional fue inmediata y 28 países se comprometieron a tomar medidas para proteger la capa de ozono, a través del Convenio de Viena, que fue aprobado y firmado el 22 de marzo de 1985.
Fue este documento el que propició que el 16 de septiembre de 1987, la UE y 196 países firmaran el Protocolo de Montreal, bajo el cual gobiernos, científicos e industria se comprometían a trabajar juntos para reducir gradualmente la emisión de gases CFC y eliminar el 99 por ciento de todas las sustancias que reducen la capa de ozono.
Para conmemorar la firma de este protocolo, uno de los acuerdos internacionales en materia ambiental más importante, la ONU estableció el 16 de septiembre como el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.
Las cifras de la recuperación
Este año se llega a la celebración número 35 de la Convención de Viena y de la protección de la capa de ozono a nivel mundial, bajo el lema 'Ozono para la Vida’. Un tema que recalca cómo la cooperación internacional ha protegido la salud humana y los ecosistemas, reduciendo la radiación ultravioleta del sol que llega a la Tierra.
Fue en 2018 cuando se realizó la última evaluación científica sobre la reducción de la capa de ozono, auspiciada por la Organización Meteorológica Mundial (OMM), y se demostró que, desde el año 2020, se habían recuperado partes de la capa de ozono, a un ritmo de entre un 1 a 3% cada década.
En relación a estas cifras, se calcula que para 2030, el ozono se recupere totalmente en el hemisferio norte y en las zonas de latitud media. Para el hemisferio sur, la recuperación llegará a lo largo del año 2050, y para alcanzar los niveles de la década de los 70, en la región Antártica, habrá que esperar hasta el 2060.
Cómo está la capa de ozono
En 2019, para respaldar el Protocolo de Montreal, entró en vigor la Enmienda de Kigali que trabaja para reducir los hidrofluorocarbonos (HFC); gases de efecto invernadero que aumentan el calentamiento climático y generan daños para el medio ambiente.
Este año 2020, a finales de marzo, durante la primavera del hemisferio norte, se detectó un agujero de grandes dimensiones en la capa de ozono, en el Polo Norte. Un fenómeno que según la OMM se produjo por unas temperaturas inusualmente gélidas en la estratosfera, que desde el año 2011 no habían sido de tanta magnitud.
Sin embargo, en abril, el agujero se cerró con el aumento de las temperaturas estratosféricas y la afluencia de aire rico en ozono proveniente desde la atmósfera inferior.
Está claro que aún queda camino por recorrer, pero los importantes esfuerzos internacionales, a lo largo de más de tres décadas, han dado sus frutos y esto se refleja en los cambios en la temperatura atmosférica, así como en la temperatura del océano y en la concentración de sal.