Coronavirus
El confinamiento dio un giro inesperado a nuestras vidas. Sin poder salir de casa, hubo que agudizar el ingenio. Eso fue lo que hizo Juan Alves, un vecino de Nigrán, en Pontevedra, que ha creado un parque de 5.000 metros cuadrados. Durante la cuarentena, cambió la bicicleta por la desbrozadora, todo por mantener a raya su diabetes, y se puso manos a la obra.
Durante el confinamiento
Comenzó el mismo día que se decretaba el estado de alarma construyendo un tobogán de 60 metros en su casa. A la semana, ya lo había terminado. Como no podía estarse quieto en el sofá, comenzó a limpiar la bajada de una antigua presa de regadío cerca de su casa, en la parroquia de San Pedro.
La idea inicial era disfrutar de ella con su bicicleta, pero no pudo parar y limpió toda la zona. En ella puso bancos, columpios, un circuito para hacer ejercicio, en bicicleta o a pie, y hasta un 'recuncho do amor' (espacio del amor).
Juan Alves ha estado trabajando en su proyecto de ocho de la tarde a once de la noche, cuando su tienda de electrodomésticos le permite escaparse, y con ayuda de algunos amigos y vecinos consiguió que en el mes de junio ya se pudiese disfrutar del parque. Pero, ahora, después del confinamiento por coronavirus, quiere mejorar la zona.
Seguirá mejorando el parque
Su idea es crear una barandilla para que nadie corra el riesgo de caer al agua sin quererlo, y continuar ampliando las posibilidades de la zona.
En uno de los veranos más atípicos de la historia, este hombre ha creado un espacio donde sus vecinos pueden desconectar. “Se puede mantener la distancia de seguridad que exige la pandemia" y así disfrutar de la nueva normalidad.