Cocina
El cocinero Chema de Isidro abre un restaurante en Trillo, Guadalajara, en el trabajan una veintena de jóvenes a quienes la cocina les ha devuelto la esperanza.
Oussama Chalout, de 21 años, viajó de Ceuta a Málaga escondido en un camión de chatarra cuando todavía era menor de edad. "Eso era lo que tocaba para poder llegar aquí y tener un buen futuro", asegura. De Malága consiguió llegar a Madrid donde estuvo en un centro de menores hasta cumplir los 18 años. Lo único que Oussama quería era encontrar un oficio con el que poder ganarse la vida. Lo consiguió gracias a los cursos de la ONG Gastronomía Solidaria.
Claudia Melissa Sarabia, huyó junto a su hermano de El Salvador con 19 años. Llegó a España sin papeles y, ahora, aprende el negocio de la hostelería con la ilusión de poder tener su propio negocio algún día.
Como ellos, una veintena de jóvenes han recuperado la ilusión y la esperanza gracias a la cocina. Ahora viven en Trillo, Guadalajara, donde el cocinero y presidente de la ONG Gastronomía Solidaria, Chema de Isidro, ha abierto un restaurante. En La Cascada de la Raspa, estos chicos no solo aprenden de gastronomía, también a servir las mesas y a gestionar el negocio. Todos ellos son socios junto a de Isidro y se reparten los beneficios. "Aquí entro y los problemas se quedan fuera", afirma Claudia con una sonrisa.
Chema de Isidro les ha salvado de la calle, las bandas o las drogas. "En muchos de los casos ha sido la primera oportunidad en la vida que han tenido para salir adelante". Él tampoco tuvo una infancia fácil. La cocina fue su refugio y su salvavidas y, por eso, ahora quiere ayudar a jóvenes que como él se enfrentaron a situaciones muy duras. "Hoy, por ejemplo, un chaval me ha llamado de la cárcel para que le ayudemos a arreglarse la boca porque no puede dormir de los dolores".
Con su ONG, ha ayudado ya a más de 4.000 jóvenes y, mientras pueda, va a seguir haciéndolo, porque para él esta es la mejor plantilla del mundo.