IMPRUDENCIAS QUE ACABAN EN UN FINAL TRÁGICO
Se repiten las escenas en cada encierro. Las combinaciones de imprudencia y temeridad por parte de los corredores, unidas a veces con la mala suerte provocan un final trágico.
Es el caso de la cogida de Cristian Guaza el pasado 11 de junio, durante las fiestas patronales de San Juan de Sahagún, en León. Un cabestro lo embistió y acabó golpeándose el pecho contra una piedra que señalizaba el Camino de Santiago. Tenía 23 años, y el choque fue tan fuerte, que se partió el esternón.
Apenas dos semanas después moría un joven en una plaza de Zamora. Tras la cogida, la ambulancia sólo pudo certificar su muerte.
El 30 de julio en Rafelbunyol, Valencia tuvo lugar otro suceso trágico. Un hombre de 50 años esperaba la salida del morlaco durante los festejos de los "bous al carrer". Estaba ebrio pero se negó a abandonar la zona acotada y citó al toro con un paraguas. El morlaco acudió a la llamada sin dudarlo y lo embistió varias veces contra la pared. Quedó inconsciente, tendido en el suelo e ingresó con vida en el hospital, pero falleció a las pocas horas.
Sólo tres días después hubo que lamentar otra muerte más, esta vez en Lodosa, Navarra. Un novillo rompía el vallado de madera y sembraba el pánico entre la multitud, que buscaba cobijo donde podía. La mala suerte se cebó con un hombre que se guarecía en un portal. El toro entraba enloquecido por la puerta y a su salida llevaba ensangrentada el asta con la que había corneado el cuello de Félix, de 74 años. La víctima murió a las pocas horas en el hospital de Estella.
En la Seca, en Valladolid, Marcos, un vecino de Madrid, esperaba la llegada de los toros en la puerta de su casa. Pero uno de los astados fue directo hacia él mientras su familia lo veía todo desde la ventana. El animal lo lanzó por los aires, le enganchó el muslo derecho y llegó a rozar la femoral. Pero a pesar de la herida de 25 centímetros que le provocó, fue operado de urgencia y ha podido salvar la vida.
No tuvo la misma suerte la última víctima, de Benamahoma, Cádiz. Corría el encierro durante la fiesta de moros y cristianos este sábado, y perdió la vida al ser cogido por una vaquilla y golpearse la cabeza con un escalón.
Los expertos piden prudencia y sentido común porque aún quedan muchos festejos veraniegos por delante. Recomiendan extremar la precaución para evitar tragedias como las ocurridas en el 2009 y el 2010 que acabaron con diez y siete muertos respectivamente.