NUEVA LEY ANTITABACO
El cenicero en bares y restaurantes ha pasado a mejor vida: ha ido a parar al cubo de la basura o están escondidos en alacenas.
Ya es casi un objeto en peligro de extinción. Para que se hagan una idea, en una fábrica se hacían al mes unos 2000 ceniceros de sobremesa. Ahora han abandonado su producción y se demandan, sobre todo, otros modelos. Son ceniceros de pie o de arena.
No se fuma dentro pero fuera, en la calle, sí. Y el sector de la hostelería está muy harto de utilizar la escoba más de la cuenta. Por eso, estos ceniceros ayudan a mantener limpias las entradas.
Pero no todos están escondidos. En un bar de Boiro, Galicia, no se han tirado los ceniceros; al contrario, se les ha dado otro uso: donde antes había colillas ahora hay tapas.