Inflación
El sector del campo está desesperado, con la inflación disparando el precio de sus productos: hortalizas y verduras ven su precio multiplicado por siete.
Los agricultores y ganaderos lanzan un grito a la desesperada para pedir que se haga algo. El precio de sus productos está en máximos nunca vistos, con precios multiplicados por siete, y que han batido todas las previsiones. La ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, pidió limitar el tope de los precios básicos, una medida que no ha gustado lo más mínimo al sector primario, todavía acechado por una inflación en continuo ascenso.
Según señala el Índice de Precios en Origen y Destino de los alimentos, los precios de hortalizas y verduras están multiplicados por siete. Un ejemplo de ello son los ajos, que han pasado de ser comprados en origen por un precio de 0,79 euros el kilo a venderse ya en su destino por 5,91 euros. Estos precios hacen inviable la labor de todos los trabajadores del sector primario, que reclaman soluciones urgentes para poder arreglar este preocupante problema.
Más de lo mismo con las lechugas y las zanahorias, unos alimentos que suelen ser considerados de primera necesidad para mantener una salud adecuada, y que tienen sus precios por las nubes. Así, la única solución que ven los agricultores y ganaderos es producir menos, puesto que, para ellos, supone todo un desastre el tener que cultivar y realizar su trabajo para que, al final, tengan que prescindir de él o dejarlo de lado al no poder venderlo.
¿Es fructífero topar el precio de alimentos?
La propuesta que hizo Yolanda Díaz de poner un precio tope a los alimentos fue tildada de "ilegal" por el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas. Ella se defendió y aseguró que no hay nada de ilegal en la propuesta. Esta discrepancia entre PSOE y al ministra de Trabajo podría acabar en la justicia si se mantiene el pulso entre unos y otros y finalmente, ella lograra imponer su voluntad, aunque dentro de Unidas Podemos también hay discrepancias sobre la propuesta de Díaz.
El debate está en si poner un tope ayudará al mercado de alimentos a mejorar la situación actual que tantos quebraderos de cabeza está dando al sector primario. La mayoría de expertos consideran que esto no solucionará el problema, dado que el conflicto viene motivado por las diferencias de precios entre cuando se realizan o preparan y cuando se venden los productos. Mientras no se resuelva esa diferencia, no habrá nada que hacer.