OLEADA DE ROBOS
La imaginación es algo que no les falta a los ladrones que desde hace días han puesto en jaque a varios municipios gallegos. Muchas de sus iglesias se han quedado sin campanas por culpa de los cacos.
Se colaban en el campanario y robaban un objeto difícil d esconder: la campana. Muchas de ellas pesan más de 300 kilos y, según han explicado los párrocos, están bañadas en bronce, por lo que los ladrones podrían obtener un buen precio por su venta. Lo que nadie se explica ahora es cómo lograron extraer las campanas del campanario y cómo consiguieron esconderlas.