Navarra
Al comienzo de la carretera de la localidad de Etuláin, se ha colocado una señal para que aquellos camiones que pesen más de tres toneladas no entren a la localidad y se queden atascados.
Un camión que transportaba 22 toneladas de rollos de papel se ha quedado atascado en una calle de la localidad de Etuláin, en Navarra. El conductor estaba siguiendo las indicaciones del GPS, en su viaje a Guipúzcoa, cuando se quedó atascado.
No es la primera vez que ocurre en esta localidad navarra ocurre, por lo que se han colocado señales en la carretera para prohibir el paso y que no siga ocurriendo. Sin embargo, se siguen dando los casos a pesar de que en las señales se indique que aquellos vehículos que pesen más de tres toneladas y media tienen prohibido el paso.
En este caso, el conductor del camión ignoró las señales fiándose al cien por cien de las indicaciones del navegador, lo que le llevó a quedarse atrapado durante seis horas en una de las curvas de la localidad. Esta es la quinta vez que los vecinos de Etuláin presencian algo así en el mismo punto.
Para poder retirar el camión, ha sido necesaria la intervención de una grúa pesada. Además, por este incidente, el conductor, un hombre de 63 años y de nacionalidad ucraniana, pero con residencia en Valencia, ha sido multado con 200 euros.
Agustín y Pilar viven en alerta, ni por la noche pueden bajar la guardia y tienen todos los sentidos puestos en la calle. Denuncian que los vehículos de gran tonelaje quedan atascados en su fachada poniéndolos en peligro, no solo a ellos, también a sus nietos que pasan horas jugando en el patio de su casa, que es justo donde estos vehículos se han empotrado en varias ocasiones.
A pesar de que llevan toda la vida viviendo en la misma casa, el problema lo sufren desde 2015, cuando cambiaron el sentido de las calles. Desde ese momento, los vehículos que pasan por su puerta tienen que hacer obligatoriamente un giro muy cerrado a la izquierda y hacia arriba para no meterse en dirección contraria.
De las cuatro veces que han visto el muro de su casa derribado, solo una de ellas, un autobús municipal, se quedó en el lugar de los hechos, el resto se ha dado a la fuga, y en numerosas ocasiones han sufrido daños en la fachada y rotura de buzones que han tenido que costear ellos mismos, ya que el seguro no se hace responsable.