APODAR LAS CALLES
Paseamos por el barrio de Chamberí, en Madrid, y llegamos a la calle Hartzenbusch. Preguntamos a los transeúntes. Casi nadie sabe escribirlo, pero todos la conocen.
Conserjes y carteros están ya acostumbrados a que los nombres en la correspondencia no estén bien escritos en calles como por ejemplo ésta de Valencia: D’aben Al Abbar.
Descubrimos una plaza en Zaragoza que también tiene un nombre complicado. Tanto, que los vecinos o se la inventan o la rebautizan. Vivir en lugares así de complicados lleva consigo el tener siempre a mano el DNI, para consultar.
Aprenden a vivir en lugares así, y llevan siempre a mano el DNI. En definitiva: nombres complicados, y vecinos expertos en deletrear.