Siete días repletos de fallos
Teresa Romero se toca la cara al quitarse el equipo de protección individual con el que atiende al religioso García Viejo. Es el error inicial que desencadena la infección, pero los sindicatos denuncian más fallos, como por ejemplo que había cámaras que no grabaron lo que ocurría ni dentro, ni fuera de la habitación.
Días después la técnico sanitaria registra décimas de fiebre. Llama a Prevención de Riesgos Laborales del Hospital Carlos III. Pero al no alcanzar los 38,6 grados considerados como síntoma claro de ébola le derivan a su ambulatorio de zona.
En este centro, Teresa Romero no avisa de que ha tratado con enfermos de ébola Su médico de cabecera le receta paracetamol que enmascara la fiebre. Esos días, la enferma apenas sale de casa aunque sí acude a depilarse a una peluquería. Alertada por una subida de la fiebre, la técnico sanitaria avisa de nuevo al Hospital Carlos III. Una ambulancia, sin el aislamiento adecuado, acude a su domicilio pese las advertencias del marido de la enferma
Los camilleros de la ambulancia avisaron al coordinador de zona del riesgo. Pero pese a las advertencias Teresa Romero fue conducida sin aislamiento al Hospital de Alcorcón.