NO FUNCIONARON LAS ALARMAS NI LA SEGURIDAD
Nadie se percató hasta el lunes de que los ladrones habían entrado sin problemas en el establecimiento, tras forzar las cerraduras de las dos puertas, y aunque saltaron las alarmas, nadie avisó a la policía ni acudió. Los cacos campan a sus anchas.
Iluminados con sus teléfonos móviles, localizan los objetivos y la cámara de seguridad. Con calma, ya a la mañana siguiente, cuatro individuos, con la ayuda de una lanza térmica, revientan la puerta de casi 800 kilos.
Antes se aseguran de que no los vean trabajar. Ahora sí, los vecinos oyen ruidos, llaman a la policía y ésta a su vez a la empresa de seguridad. Los ladrones regresan por tercera vez, ya de noche, una vez la puerta se ha enfriado. Ahora sí se llevaron todas las joyas.
La policía detuvo a los responsables dos días después, aunque el juez los ha puesto en libertad con cargos. El sector reclama seguridad y contundencia en las penas. En algo más de un mes se han producido cuatro robos importantes en Sevilla, dos de ellos con violencia.