Vivienda
El interés por vivir en áreas rurales parece haber regresado a niveles prepandemia en la mayoría de las provincias.
Han transcurrido cuatro años desde que el COVID-19 impactó profundamente nuestras vidas, iniciando un prolongado período de confinamientos y restricciones de movilidad. Este contexto despertó en muchos españoles el deseo de abandonar la ciudad y mudarse a pequeños municipios. Este fenómeno alcanzó su punto máximo en la primavera de 2021, cuando el 5,8% de todos los contactos con anunciantes en Idealista se referían a viviendas en pueblos con menos de 5.000 habitantes.
Tres años después de la época de confinamiento y restricciones, el interés por las áreas rurales ha disminuido, con solo el 4,7% de los contactos relacionados con viviendas en estos pueblos. De hecho, el porcentaje actual es inferior al registrado antes de la pandemia, en el primer trimestre de 2020, cuando representaban el 5,2% del total. Tal y como señala Francisco Iñareta, portavoz de Idealista: "Una vez instalados en la normalidad y cuando ya nos olvidamos de las restricciones el interés por los pequeños municipios parece haber menguado y el peso de estas búsquedas se ve notablemente reducido".
Este fenómeno se ha notado especialmente en las provincias más despobladas. En Cuenca, por ejemplo, el 46,8% de los contactos en la provincia eran sobre pequeños municipios, porcentaje que ha descendido al 29%, una disminución de 17,8 puntos.
Teruel, Huesca, Huelva y Cáceres también han visto reducciones significativas en el interés por viviendas rurales. En Teruel, el 58% de los contactos en el invierno de 2020 eran para pueblos pequeños, porcentaje que ahora es del 35,9%. Cáceres, Zamora, Soria y Cuenca también han visto reducciones significativas desde antes de la pandemia.
En contraste, provincias como Badajoz, Jaén, Granada, Málaga, Guipúzcoa y Sevilla han experimentado un incremento en el interés por las viviendas en pueblos pequeños.
En Las Palmas, el porcentaje se ha mantenido constante en el 0,1% desde la primavera de 2021. En Barcelona, los contactos en municipios de menos de 5.000 habitantes representan el 1,6% del total, frente al 1,8% de 2021.
En Madrid, ha pasado del 1,8% al 1,3%. Sin embargo, en cuatro provincias el interés por viviendas en pueblos pequeños ha aumentado desde entonces: Pontevedra, Valencia, Málaga y Barcelona. En estos casos, los elevados precios en zonas más pobladas pueden haber impulsado el interés por áreas más económicas.
El interés por los pueblos pequeños varía según la configuración geográfica y demográfica de cada provincia. En Ávila, el 42,7% de los contactos son para pueblos pequeños, seguida por Segovia, Teruel, Huesca, Toledo y Cuenca. Por otro lado, en Las Palmas, Sevilla, Madrid, Barcelona y Santa Cruz de Tenerife, estos contactos representan un porcentaje mucho menor.
"Las causas de esta disminución las encontramos en el shock que vivimos como sociedad durante la pandemia y también el auge del teletrabajo que nos hizo pensar en alejarnos en el entorno rural y buscar viviendas de mayores dimensiones con jardines, huertos, terrazas grandes y mucha luz. Pero una vez superado este shock, las familias vuelven a poner el foco en las ciudades y renuncian a esos metros cuadrados extra o a las parcelas, a cambio de contar con mejores servicios. El modelo de teletrabajo híbrido, además, nos impide alejarnos permanentemente de las oficinas", afirma Iñareta.
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