Cádiz
"Le arrancaron un mechón de pelo, tenía la frente y la nariz morada", así describe una testigo la brutal paliza que recibió una camarera en una terraza de Cádiz.
Todo comenzó cuando se acercó a una clienta y su hijo menor de edad para decirle que no podía fumar. Los dos la emprendieron a golpes contra la empleada con puñetazos y patadas.
Cuando una compañera se acercó para intentar parar la paliza recibió un puñetazo. Uno de los clientes fotografío la matrícula del vehículo en el que huían y les han podido localizar. Las agredidas piden una indemnización de 2.000 euros.
Al preguntar a otros camareros sobre esta situación, aseguran que ellos no tienen la culpa, pero su obligación es comprobar que se cumplen las normas. "A mí me han llegado a insultar por pedir que usen el gel hidroalcohólico", dice un camarero.