Cádiz
El Ayuntamiento la ha sustituido por un 'kiss and go' inicial ante la queja de los vecinos. Se instala en zonas donde hay colegios para evitar paradas que consuman mucho tiempo.
La invasión de anglicismos en el castellano se dieron durante los siglos XIX y XX, coincidiendo en buena parte con la Revolución Industrial (1760-1840). Y es un proceso que aún hoy sigue imparable, siempre y cuando las potencias anglosajonas lideren los procesos tecnológicos y de comunicación.
Nos hemos habituado a las manidas startups, qué pasa bro (de brother), briefing, fitness, selfie, influencer y un larguísimo etcétera. Pero en la Línea de la Concepción (Cádiz) han dicho ¡basta!, más aún teniendo Gibraltar cerca. El Ayuntamiento, con la buena intención de llamar la atención en una señalización de agilizar el tráfico, mandó incluir la leyenda “Kiss and go” (beso e irse) en una señal que advierte de la necesidad de no pararse más tiempo del necesario. Es decir, parar para dejar al pasajero, beso y salir de allí. Pero a los vecinos no les ha hecho ninguna gracia.
Ante la demanda vecinal de queja colectiva, el gobierno local tomó nota y decidió cambiarlo. ¿Cómo dejar contentos a todos? Con una expresión coloquial propia. Del enfado a la risa. Y así nació 'Besito y a juí', que viene a ser la traducción local del “kiss and go”.
El 'juí', como podrán intuir, es huir. Del anglicismo al localismo. Y se va a instalar en nudos urbanos importantes, como la “Supermanzana”, que se compone de las calles Jardines, Pinzones y la Avenida Menéndez-Pelayo. Esa expresión está indicada a los padres que dejan a sus hijos en los colegios de la zona, por lo que detener el coche debe ser sólo para apear al menor, y no entretenerse con buscar la mochila, el desayuno, la charla motivadora o reproche. Es beso, abrir la puerta y hasta luego.
La medida tiene una finalidad seria, pero quizá entre mejor con el cachondeo. Así se lo ha tomado el propio alcalde, el siempre inquieto Juan Franco (el mismo que lidera la propuesta de independizar la Línea de Andalucía). En palabras de la concejala de Medio Ambiente, Raquel Ñeco, como se han recibido críticas, “se ha buscado un término muy linense, muy gaditano”, para que llegue bien. “Como era una zona conflictiva, donde los coches se subían hasta en las aceras, la idea es que eso ya no ocurra”, asegura. Y si es con sentido del humor, mejor.
Y es que las horas escolares son horas punta. Coinciden con los horarios de entrada y salida de la jornada laboral y las calles se llenan de coches. Ocurre de lunes a viernes, entre las 8.45 y las 9.15 horas y las 13.45 y las 14.15 horas. El tiempo de despedida no debe ser superior al minuto. Tranquilos, nadie los va a cronometrar, pero hay que tenerlo muy en cuenta. Se apela a la concienciación ciudadana.
Tan destacado ha sido el localismo que se ha impuesto mediáticamente sobre el sentido de la señal, que no viene a ser otra cosa que acelerar la parada puesto que son calles de sentido único y no se puede detener excesivo tiempo por riesgo de congestión. En la calle Jardines, por ejemplo, se ha eliminado uno de los sentidos de la marcha, por lo que queda uno solo que va dirección a la playa. Calle Pinzones, por ejemplo, va igualmente en sentido único a Gibraltar. Con esta medida, además de dar fluidez al tráfico, se pretende recuperar 80 plazas de aparcamiento. Por ahora es solo una prueba piloto, cuya expresión se ha recibido con los brazos abiertos. Sólo el tiempo dirá si en la práctica ha funcionado.
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